Yo ya he cumplido con mi experiencia Erasmus hasta donde se podía llegar. Tenía que ir a Munich y a Rennes y ya he ido, así que ahora me siento súper orgullosa de mí misma.
¿Qué tal la experiencia de ir a la France? Pues muy bien. Me he cansado y voy a empezar a poner nombres. Tenía muchas ganas de ver a Jesús, que aunque estuvo aquí hace poco, y en Madrid nos vemos bastante menos de lo que piensa la gente a pesar de estar en la misma escuela; Jesús me centra y me hace encontrarme a mí misma un poco, como que por fin estoy un poco en la ETSII (adonde tengo que volver el día 25 de junio y espero no volver nunca más), a la que en realidad pertenezco más de lo que quiero aparentar.
Yo de Francia conozco bastante poco, para qué nos vamos a engañar. Además, siempre que voy a un sitio me dicen: “No, no, esto no se parece a Francia, esto es como otro país”. Vaya, París es otro país, Niza es Italia, y Rennes es una cosa rara, como ingleses que no saben que son ingleses. Los países de habla inglesa de Europa forman el único bloque, por así decir, que no conozco, y la verdad es que después de comer basura en Holanda desde que llegué, y con la fama que tienen los ingleses de comer más basura y de ser más feos y más horteras que nada (lo de horteras, pienso que 200 millones de europeos no pueden equivocarse: los calcetines blancos con sandalias tienen que ser lo más in), no creo que se parezcan a los bretones.
La verdad, Rennes tiene una vida que hacía mucho que no veía. Y venía del día de la Reina, y Ámsterdam es una ciudad viva. Pero andaba por la calle, y las tiendas abiertas a las 7 de la tarde es una cosa que se aprecia.
Es algo que en Holanda me mataba de desesperación al principio de llegar. La Universidad tiene acceso restringido a partir de las 7, pero en algunas facultades como ChemTech es a las 6. La gente a las cinco y media se va a cenar a casita, y las tiendas cierran. Y yo andaba por la calle y me moría de desolación, porque eran las siete de la tarde y parecían las diez. Pero ahora ya estoy acostumbrada, a todo se hace una. Ya sé que si me quiero ir de compras tengo que ir a las tres para que me dé tiempo a ver algo. Y vas por el centro de Delft, y sólo huele a rollitos de primavera vietnamitas (que se llaman lumpia o algo así que suena fatal y huele peor), y a patatas fritas y croquetas con saté. ¡Y Francia huele a pasteles!
¿Qué tal la experiencia de ir a la France? Pues muy bien. Me he cansado y voy a empezar a poner nombres. Tenía muchas ganas de ver a Jesús, que aunque estuvo aquí hace poco, y en Madrid nos vemos bastante menos de lo que piensa la gente a pesar de estar en la misma escuela; Jesús me centra y me hace encontrarme a mí misma un poco, como que por fin estoy un poco en la ETSII (adonde tengo que volver el día 25 de junio y espero no volver nunca más), a la que en realidad pertenezco más de lo que quiero aparentar.
Yo de Francia conozco bastante poco, para qué nos vamos a engañar. Además, siempre que voy a un sitio me dicen: “No, no, esto no se parece a Francia, esto es como otro país”. Vaya, París es otro país, Niza es Italia, y Rennes es una cosa rara, como ingleses que no saben que son ingleses. Los países de habla inglesa de Europa forman el único bloque, por así decir, que no conozco, y la verdad es que después de comer basura en Holanda desde que llegué, y con la fama que tienen los ingleses de comer más basura y de ser más feos y más horteras que nada (lo de horteras, pienso que 200 millones de europeos no pueden equivocarse: los calcetines blancos con sandalias tienen que ser lo más in), no creo que se parezcan a los bretones.
La verdad, Rennes tiene una vida que hacía mucho que no veía. Y venía del día de la Reina, y Ámsterdam es una ciudad viva. Pero andaba por la calle, y las tiendas abiertas a las 7 de la tarde es una cosa que se aprecia.
Es algo que en Holanda me mataba de desesperación al principio de llegar. La Universidad tiene acceso restringido a partir de las 7, pero en algunas facultades como ChemTech es a las 6. La gente a las cinco y media se va a cenar a casita, y las tiendas cierran. Y yo andaba por la calle y me moría de desolación, porque eran las siete de la tarde y parecían las diez. Pero ahora ya estoy acostumbrada, a todo se hace una. Ya sé que si me quiero ir de compras tengo que ir a las tres para que me dé tiempo a ver algo. Y vas por el centro de Delft, y sólo huele a rollitos de primavera vietnamitas (que se llaman lumpia o algo así que suena fatal y huele peor), y a patatas fritas y croquetas con saté. ¡Y Francia huele a pasteles!
¿Por qué? ¿Por qué la gente en España está mucho más gorda que en Francia si las calles de Francia huelen a pastel? ¿Por qué los franceses sin ser los más guapos (gana Holanda de goleada) son los que mejor visten? Haciendo un aparte a los calcetines blancos, claro. ¿Por qué la gente de París es tan gilip…… y me da tanto miedo? ¿Por qué París tiene ese olor a París, que no es ni bueno ni malo, es solo a París? ¡Y el metro, por Dios! ¡Que arreglen ese metro infrahumano y tercermundista! Y sin embargo, efectivamente Rennes es como otro país frente a París, otro país con perroflautas por la calle, con gente que va descalza porque les apetece, con terrazas abiertas a todas horas que no tienen las sillas enfrentadas a la calle (este detalle me llamó mucho la atención, lo siento pero tiendo a fijarme en ese tipo de tonterías).
Rennes es una ciudad muy acogedora porque las casas de madera hacen las ciudades acogedoras, y porque en algunos barrios realmente parece que te vas a encontrar con Asterix por la calle, que para eso Asterix era bretón.
Rennes es una ciudad muy acogedora porque las casas de madera hacen las ciudades acogedoras, y porque en algunos barrios realmente parece que te vas a encontrar con Asterix por la calle, que para eso Asterix era bretón.

Pero hay algo que le falta a Rennes, y a toda Francia en general: la capacidad de hablar inglés. Jesús tiene unos compañeros de residencia (vivan los platos de ducha que en Holanda no existen, por cierto) que se acababan de examinar del TOEFL y yo los entendía mejor con mi francés chapurrero y cutre en francés que cuando hablaban en inglés. Como me recuerda a mi querida España…
Y después de un fin de semana cargadito; Reina, Rennes, resaca… : la dura realidad del proyecto.
1 comentario:
vaya vaya, me alegra que te guste francia, y si, huele a pan au chocolat y a croissant tierno, yo tenia una tiendecita enfrente de donde cogia el autobus que me mataba
tantas cosas podria comentar, pero me tengo q ir!
1bsete!
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