Pues he vuelto a mi "querida" ETSII. Hoy no me han tratado mal, aunque me trataron en el examen que he hecho mejor en junio y en septiembre aunque ni sumando las dos notas apruebe. Pero eso se debe a mi vagancia. La verdad es que le tengo aprecio a ese mastodonte del siglo XIX con cúpula futurista. Es mi ETSII la que me ha visto estudiar de vez en cuando, y tomarme mis tercios en la cafetería, asumiendo que como dice el diccionario de la RAE holandesa, un alcohólico es una persona que bebe todos los días exceptuando el caso de que sea estudiante. Y ahí me encuentro yo, por lo menos durante un cuatrimestre más, y espero que ahí se acabe la cosa.
Hoy me siento más cerca del final del túnel. Estoy completamente convencida de que voy a aprobar mis exámenes de esta semana (tres), por lo menos dos, y espero aprobar el otro que me queda dentro de 10 días aunque sea dándole pena al profesor. Y con esto y un bizcocho, y un poco de suerte al escoger las asignaturas del segundo cuatrimestre, ya no tengo que hacer más exámenes nunca jamás. Sí, la luz del final me está cegando y me encanta.
Pero todo tiene su parte mala. He llegado a la escuela, y a pesar de ver a gente que hacía mucho que no veía, y que me ha encantado verlos a todos, sé que eso no se va a repetir mucho más. Que se empieza a acabar lo bueno, y que empiezo a echar una carrera con un amigo a ver quién termina el proyecto antes (y la carrera, valga la redundancia).
Y a pesar de esto, bueno, lo más triste no es que yo acabe, es que me doy cuenta de que el erasmus tampoco es para siempre. Hoy en la escuela no he visto a ningún pobre erasmus regresado porque era una asignatura de cuarto, y o te vas en cuarto, o te vas en quinto, así que solo había erasmus de este año, si eso. Pero el lunes en Delft me estuve despidiendo de la gente que solo está un cuatrimestre. Y aunque no llore como supongo que hará una que yo me sé, me dio una pena enorme. Por si lo lees, Marga (porque los demás no creo que lo entiendan de cualquier manera), ¡no te vayas! Delft no será lo mismo sin tí. Y esto significa que del que ha de ser el mejor año de mi vida, ha pasado ya medio año.
Pero el sabor de boca que me deja sigue siendo dulce. Y aún me queda mucho Erasmus por saborear.
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