martes, 28 de octubre de 2008

Se acabó! (primera parte)

Ya sé lo que pensaría mi hermano si leyera esto:"¿Qué c..o haces en casa ahora si eres erasmus?". Pues limpiar, pequeñín.
Por cierto, me encanta mi autocensura, pero es que como en inglés las palabrotas no tienen fuerza, y en holandés usan las inglesas, me estoy acostumbrando a no usarlas.
Acabo de terminar los exámenes y todas las cosas que estaba obligada a hacer por fuerzas externas a mí, porque yo elijo limpiar, nadie me obliga y nadie obligó a limpiar a la gente que vivió antes en mi cuarto, así que me ahorro comentar el estado inicial de mi habitación con sus capas de restos prehistóricos. Mi cuarto tiene moqueta, como creo que comenté en alguna ocasión, y me disgusta bastante no poder limpiar a fondo, porque es para frotar con lejía. Pensé en quitarla, pero el linóleo de debajo tiene un color que tampoco me da mucha confianza.
Bueno, el caso es que después de exámenes siempre toca hacer limpieza, pero aunque haya cuatro periódos de exámenes en la universidad, eso de limpiar en mi casa no saben lo que es.
En Delft los semestres se dividen en dos periodos. Podían no dividirse en absoluto porque en realidad lo que se hace en el segundo periodo no tienen nada que ver con lo que se hace el primero. Yo este periodo he tenido dos asignaturas con sus dos exámenes, y otra asignatura que dura dos periodos. Es como en las universidades donde tienen anuales, que el primer trozo si tienes examen es lo mismo, porque si no apruebas en junio, en septiembre tienes la puerta abierta para volver a la facultad a acordarte de la mamá del profesor.
Al principio me daba un poco de apuro tener tan pocas clases, porque una asignatura es una clase a la semana, dos como mucho, pero es lo normal. El resto del tiempo lo utilizas en estudiar y hacer tareas.
Los exámenes aquí me tienen un poco decepcionada para ser sincera. Y las clases también. En clase no somos mil y la madre, somos unos 15 ó 20, pero la gente no habla ni comenta y ni siquiera le hace la pelota al profesor, menos un tío que es venezolano y que mis amigos han estado criticando por pesado todo el rato. Y el tipo resulta que habla su idioma. El colega venezolano es un pelma de mucho cuidado, pero los demás nada. Las asignaturas que yo he tenido eran de chapar como una campeona para los estándares de esta gente, para mí, pues como que ya no es tanto, estoy bastante curtida. Pero estoy un poco decepcionada porque no esperaba tener que estudiar de memoria como en Madrid, y sí, es lo que he estado haciendo estas dos últimas semanas, memorizar.
Aquí en los exámenes todo el mundo tiene diccionario menos yo que me lo dejé en casa por volar con Rya...., te dejan ir al baño, y el profesor mientras tanto hace sudokus y come regaliz. No me he puesto a mirar porque no soy tan cotilla y me da un poco igual lo que haga la gente, mis compañeros de Madrid copian como quieren pero al profesor lo tienes encima las 24 horas del día. Si estuvieran aquí estudiando para ellos sería el paraíso. Y sin embargo aquí la gente es muy honrada y nadie copia, me ha llamado un montón la atención. También hay que tener en cuenta que si no copian es porque saben que lo que te cuentan en clase es lo que te preguntan en los exámenes, no hay cabida a las pajas mentales de Madrid de condensadores con muelles dentro ni nada que no sea útil, porque los profesores saben de lo que hablan y para qué sirven las cosas que dicen, y son eminencias en el país, pero de verdad, no como el señor Pingü... y su amigo el Bomb....
Lo importante es que no me han salido mal los exámenes, estoy bastante contenta, porque después de mis fracasos en la escuela estaba un poco desencantada de la vida. Si apruebo estos dos exámenes, estoy a 5 asignaturas de acabar la carrera, lo que me hace tremendamente feliz.

domingo, 26 de octubre de 2008

Telebasura

Como soy un poco despistadilla, me he levantado pensando que eran las nueve y media, y eran las ocho y media (tengo exámenes y bastante que estudiar). Y entonces he encendido la tele, y he visto por primera vez una cosa que solo pensaba que echaban en España.
En el canal público holandés los domingos por la mañana ponen la misa de ocho.
¿A qué jugamos? ¿Éste no es un país laico y libre? ¿Y España?

sábado, 25 de octubre de 2008

¡Y no están gordos!

El otro día cuando contaba la historia del supermercado, me di cuenta de que no había hablado de la comida de los holandeses. Por supuesto, la manera de aprender realmente una cultura es convivir con ella (y después, ir al súper). Yo he tenido la suerte de caer en una casa de holandeses, aunque ahora vivimos aquí un libanés, un afgano, un belga, una alemana, cinco holandeses de los cuales uno es hijo de indonesia, y debe morir por razones que no tengo ganas de contar, y yo. Así que en realidad tampoco son muchos holandeses. Lo que pasa es que entre los holandeses y los alemanes cuesta hacer diferencia, el belga es flamenco (y no creo que sepa que eso es otra cosa en el resto del mundo), y el afgano y el libanés llevan tanto tiempo aquí que tienen nacionalidad holandesa.
Está claro que en una casa de 10 personas, la limpieza y el orden no existen. Y que jamás llegas a conocerlos a todos y que ni entre ellos se conocen en realidad. Pero me permite observar lo que come cada uno y morirme un poco de asco cada vez que los veo.
En este país la verdad es que se come bastante mal, la mantequilla es el producto nacional por excelencia después de los tulipanes; aunque me sorprende mucho de que en mi casa cocinen con aceite de oliva, y luego les da asco cuando yo se lo echo al pan tostado por las mañanas.
Voy a contar una dieta típica de un holandés: por la mañana se comen un bocadillo de pan de centeno, que es trendy, fashionable y blablabla (hablemos con propiedad) en España entre la gente pija, pero que está malo, no, peor; y un café o un té o un nesqu.. (con agua). Por el medio día a las 12 ó así se comen otro sandwich con un vaso de leche. A las 6 cenan y toman la comida principal. A mis compañeros de piso les dan las 8 sin cenar, pero no es lo normal. Y en la comida principal siempre hay: carne o pescado, ensalada o arroz o pasta y postre de naturaleza insana y mantequillosa.
Y bueno, con tanto pan de centeno, yo me preguntaba al principio, ¿qué meterán ahí? Pues por las mañanas he visto tres cosas asquerosas, siempre con una base mantequillosa. La primera, virutas de chocolate de los pasteles. Aquí las hay de chocolate blanco, negro, con leche, de vainilla, de anís, de frutas tropicales, de frutas del bosque, de cítricos... Me niego a probar un bocadillo de pan de centeno con mantequilla y virutas de chocolate con sabor a bolitas de anís. La segunda cosa que he visto ha sido queso brie y pepino. Esto es lo menos asqueroso, pero hay que recordar que brie y mantequilla, no. Y por último, atención, y espero que el que lea esto no acabe de comer: plátano cortado a lo largo, que de por sí y por algún motivo desconocido me da grima, y más queso brie, y pepino. La verdad es que creo recordar que tenía algo más, pero mi cerebro ha decidido borrar la información. Vamos a ver: ¿bocadillo de plátano? Quise vomitar.
Para comer he visto también cosas bastante grimosillas: crema de cacahuete en lecho de mantequilla, y bocadillo de croquetas. Si no lo veo no lo creo. Todo esto, yo me sé de uno que lo desestructura y lo vende por 120 € los tres gramos esparcidos en un plato de 50cm de diámetro. Y como mi hermano lea esto, la próxima vez que se quede solo en casa lo hace...(jaja, pequeño, ¿te acuerdas del puré de croquetas? Qué asco te daba)
Las croquetas es uno de los platos tradicionales de este país. Es muy fuerte decirlo pero es así. Probablemente deriven de las españolas. Pero las de aquí son la cosa más asquerosa que he probado nunca. Comerse una es una prueba de fuego. Yo comí una y la vomité, y un compañero mío de clase se comió otra, y también. Así que son las croquetas, no mi metabolismo débil. La comida, por algún motivo que no conozco, porque se supone que la carne es excelente en Holanda, tiene muchísimas especias y da bastante ardor al principio, sobre todo si el 90% de la comida que ingieres a lo largo del día la tomas como 2 ó 3 horas antes de ir a dormir. En mi casa hay un armario con todas las especias que se pueden imaginar, y la albahaca, el perejil y la menta, entre otras, las venden con su maceta y todo.
¡Para que después se diga que no comen cosas frescas! Que no, no comen cosas frescas más que queso Gouda.
Y sobre todo, a pesar de que comen tan mal, no hay casi gordos por la calle, y tampoco puede ser de montar en bici... Comen poca cantidad y se asombran de que los españoles no seamos bolas. A lo mejor es porque el pan de trigo no engorda tanto, y la mantequilla no existe en nuestra dieta, y de postre comemos fruta y no una cosa que se llama vla y que es como natillas, pero con mantequilla.
Algo bueno tienen que tener, pensaba yo al principio cuando veía esto. Los stroopwafels. Unas galletas con caramelo por dentro que 8 galletas de 8cm de diámetro pesan 250 g. Y tienen alrededor de 3 mm de espesor. Son absolutamente deliciosas, pero un paquete me dura dos semanas. Y aquí la verdad es que tienen bastantes dulces que son la tentación de cualquier persona glotona como yo. Pero tengo tanto miedo a engordar como todas las erasmus del mundo, que ni compro stroopwafels si sé que no voy a ir al gimnasio inmediatamente después. Pero estoy contenta porque una compañera de piso me ha dicho que soy la primera erasmus que conoce que no engorda.
Aunque al final, creo que hasta yo, con los dulces, voy a ser de mantequilla.

jueves, 23 de octubre de 2008

El supermercado

Este país nunca dejará de sorprenderme. Parece una frase hecha, pero es que realmente es así.
Es extraño que el día dure tan pocas horas a estas alturas del año, menos mal que no estoy en Suecia, que si no me da algo. Es raro que la gente no se ponga mala con la bici para arriba y para abajo todo el rato sudando y luego haga un frío bien majo y llueva cada vez que sales a la calle. Y ellos van con su traje y ellas con sus tacones. Aunque claro, con el esfuerzo que conlleva hablar el idioma, con sus jotas cada palabra y media, la garganta la tienen entrenada.
Es aún más raro que a estas alturas de año, aunque haga un frío que te quieres quedar en casa en la camita todo el día, no llueva... Sí, mientras España está en alerta roja, o naranja, o lo que sea, por el frío y la lluvia y la nieve, en Holanda luce el sol.
Y ahora viene lo que a mí me ha llamado la atención hoy: el súper. Yo aquí hago la compra en un súper que está relativamente debajo de casa, y que es el equivalente en calidad/precio al Merc..... en España. Los supermercados en la Europa de calcetines blancos con sandalias, la que está del paralelo 45º para arriba, son una cosa especial. Y esto lo digo en referencia a la experiencia de un amigo en Francia con la caja de las embarazadas.
Creo definitivamente que yendo al supermercado aprendes cosas del país de turno que no aprenderías si comieras todos los días en el MacD...... Yo en Hungría aprendí que se puede poner en la misma estantería la comida de perro y el jamón, porque no nos engañemos, aquella butifarra era comida de perros y por eso estaba tan mala.
En el súper holandés compruebas que, para empezar, la leche pasteurizada no es una normativa europea, porque aquí no lo está, y por eso es tan barata. Aprendes que la cerveza es un mundo de color y de olor y de fantasía de la que hay tantos tipos como minutos tiene el día. Valoras la carne que se compra en España (me ahorré sacarle una foto a lo que vi cuando saqué el primer filete de la bandeja), y las naranjas y demás variedades de frutas y verduras. Comprendes que las virutas de chocolate sirven para algo más que para hacer tartas, y que el flan es una cosa internacional, como las croquetas asesinas, de las que me ahorraré los comentarios. Pero..., no. Estoy pensando que voy a escribir otro post sobre la comida holandesa que va a servir de inspiración a Fer... Adr...
Creo que en Holanda se puede trabajar a partir de los 16 años, pero la gente del súper, los chonis, para qué vamos a llamarlos de otra manera, parece que tienen 12. Y ahí están reponiendo la mercancía sin enterarse de nada de lo que hacen. El otro día pedí napkins, expliqué que era para limpiarte, que no lavarte, después de comer y el chaval me llevó al pasillo de los cepillos de dientes. Y no entiendo qué hacen las especias al lado de la comida del perro. Y lo más grande: no entiendo qué hacen las tortitas de anís al lado de los productos adelgazantes de soja. Esto ha sido un momento muy grande mientras buscaba la sacarina. He encontrado lo siguiente:


Todos los españoles sabemos qué marca son las tortitas susodichas. Las he tenido que comprar (junto a la sacarina) porque me ha dado morriña. Y ahora también quiero croquetas españolas.

martes, 21 de octubre de 2008

¿Qué clase de material es esta basura?

Muy fuerte lo que me ha pasado hoy. Esto es un claro ejemplo de fallo del material, aunque todavía no sé de qué manera, pero el latón no es suficientemente resistente como para hacer llaves (nota mental). Me he ido a la universidad y al llegar me he tenido que volver porque no he podido atar la bici, y no es plan de andar cuatro kilómetros de vuelta a mi casa mientras todo el agua que puede caer del cielo cae sobre mi cabeza...
Esto es lo que le ha pasado a la llave del candado de la bici.

Yo, particularmente, me he dado la vuelta a casa y me he quedado sin palabras.
(Sí, permito que me digáis que soy una friqui)

lunes, 20 de octubre de 2008

Frenada

Tenía que pasar, y pasó. Ayer mi cuerpo dijo: "Basta, Laurita, echa el freno". Así por primera vez desde que llegué a Holanda después de exámenes (volveré, volveré a Madrid y a mi escuela, a ver a mis amigos... y matar a los que no lo son tanto) ayer me quedé en casa todo el día. Descansando, que era lo que me hacía falta, y ahora ya estoy mucho mejor, concienciada para estudiar Corrosion and Protection agaisnt Corrosion como una campeona. Que tengo examen el jueves y no puede ser. Y el sábado estuve en una fiesta impresionante, hecha por y para Erasmus, en la que la gente autóctona brillaba por su ausencia.
Porque sí, estamos de Erasmus, pero siguen existiendo los exámenes y la gente que no es Erasmus, en esta universidad tiene que estudiar de lo lindo. Aquí también tienen el problema del fracaso escolar de la UPM, la mitad de la gente se va el primer año, y sacarse la carrera en ocho años está a la orden del día.
El caso es que entre lo mala que estuve ayer de cansancio acumulado, comida mala y bebida peor; y los exámenes que sí tengo y que tengo que estudiar, se me acabó la vida Erasmus hasta que venga Jorge (creo).

viernes, 17 de octubre de 2008

Rugby y holandeses

A todos los que pensaban que las fiestas de rugby eran las mejores, que se lo montaban como nadie, se emborrachaban como cubas y estaban más salidos que el pico de una mesa, siento decirles que no han estado en una fiesta del equipo de rugby de verdad jamás. Los amigos de aquí tienen un barco para hacer fiestas. Solo para hacer fiestas. Y que nadie me diga, como me dijo Jorge ayer (primer nombre propio que meto aquí aparte del mío propio...): "Claro, estás en Holanda, hay canales y muchos barcos porque pueden pasear por su medio". En Madrid hay muchos autobuses, y yo conozco a mucha gente que juega al rugby, y nunca he visto una fiesta de un equipo de rugby en un autobús con una barra dentro.
Pero no solo es esa la diferencia. Yo en realidad estuve en una fiesta de la fraternidad de los surferos, que alquilan el barco a los de rugby todos los miércoles, y aunque el barco en cuestión huele a casa de viejo, estaba genial. Eso sí, hay algo que nunca cambia: los tíos salidos. Creo que es la primera vez desde que llegué a Delft que un tío me mira con la intención de ligar conmigo, quitando un tío pesado que se puso a hablarme el sábado hasta que un amigo vino a salvarme. Y no me extraña que estén salidos, porque en la fiesta de los surferos había como cien personas y unas cinco chicas. A ver, esta gente por lo general pasa bastante hambre, quitando los que tienen novia (que si no la tienes, por otro lado, no eres nadie).
Otra cosa bastante curiosa. Me fui a la fiesta ésta con un compañero de piso, que me dijo que si quería ir para no estar todo el rato con españoles. Y me voy a la fiesta de los holandeses en lugar de meterme en el Café De Ruif como todos los miércoles de mi vida erasmus. Me acerco a la barra a pedir una cerveza, y el colega al que le había tocado ser camarero me dice: "Tú, eres española, ¿no?". En perfecto castellano. Un pobre muchacho con madre española que quiere cometer el error de pasar de la 3mE de TU Delft a la ETSII de la UPM, para irse de Erasmus. Yo no he conocido nunca a nadie de aquí de erasmus allí. Después de esto, se me acerca otro chico y me dice que él habla español. Otro holandés hablando perfecto castellano. Y por favor, que esto no tiene desperdicio, me cuenta que su frase favorita en castellano es "la chica gamba". En este momento yo ya me creo cualquier cosa.
El español está de moda y todo el mundo lo estudia y lo quiere aprender. Menos mal que conocí a esta gente, porque justo antes de salir de casa un chico de mi casa me dijo que tenía que aprender holandés y que él pasa de hablar en inglés aunque esté yo delante. Menos mal que los demás le dijeron que es una casa internacional (aunque yo sea la única que no habla holandés) y que se tiene que hablar en inglés aunque a él no le guste.
En estos momentos cada vez que lo pienso me sigue hirviendo la sangre, cada vez que me acuerdo del petardo ése. Espero que vengan los que están de erasmus de mi casa, que hablan español, a ver qué piensa cuando hablen en un idioma que no conoce delante de su cara...

miércoles, 15 de octubre de 2008

Botellón

Para aquellas almas que piensan que la juventud española está echada a perder, sumida en los vapores del alcohol y de las drogas, he de comunicarles que la joventud holandesa también. No es solo que, por supuesto, un par de veces al año se pasen por un coffee shop, si no que además beben cerveza como si fuera agua. Y la que se compra en el supermercado tiene alcohol...
Pero además tienen un problema con el botellón, como en España. ¿Por qué sé esto? Pues por la historia de mi post...
Resulta que el sábado fuimos a Rotterdam. Íbamos buscando un lugar al que ir a tomar unas cervezas, y la verdad es que cerca de la estación, como ya conté en otra ocasión, no es difícil encontrarlo. Pero tenía que venir un chico italiano que había perdido el tren o no me acuerdo que le había pasado. Imagínense ustedes la situación: seis españoles esperando en un parque a las 11 de la noche en una ciudad industrial donde las copas no bajan de 10 euros, teniendo en cuenta que una copa con 30ml de whisky o similar cuesta 5.50€. Y mientras, al lado, un turco vendiendo cerveza y vino peleón del que pide a gritos una botella de cocacola. Obviamente, estaban todas las cartas echadas, y la opción del botellón ganó la partida.
Nos fuimos mis amigos españoles y yo al turco/paquistaní/indio/chino y compramos alcohol (de quemar, mami, para hacer una fondue). Y acto seguido nos fuimos al parque.
Con tan buena fortuna que según abrimos las botellas vino la poli secreta. ¿De verdad es tan peligroso tomarse un botellín de cerveza en un banco sentada? Pues parece que atenta contra la salud pública y nacional. La poli secreta, ni más ni menos. Por un momento me vi pasando la noche en el calabozo porque pensaba ponerme terca para no pagar la multa, pero al final solo nos tiraron la bebida al canal.
Pobres patos...
Nos pidieron el DNI para ver si éramos europeos y ya está, pero resulta que en ese parque la gente hacía botellón y lo dejaban cual Parque del Oeste madrileño, con sus tra...tis y todo.
Para que luego digan de España y se quejen, que cualquiera los ve a ellos (a los turistas/erasmus holandeses) con la lata de cerveza marca DIA a 30 céntimos.
Por cierto, esto de limitar mi grupo de españoles a menos de 10 personas me hace ilusión... Teniendo en cuenta que en Delft somos la minoría mayoritaria (como en Estados Unidos, el 30%).

viernes, 10 de octubre de 2008

Frenos al sol

Hoy mi mundo ha cambiado...
Le he puesto frenos a mi bici para no tener un disgusto un día de estos. Ayer me di cuenta de que realmente son necesarios, sobre todo si a parte de la bici vas hablando por teléfono, sujetando el paraguas con la otra mano, el suelo está mojado, en el otro oído llevas un auricular para escuchar música, es de noche, has bebido y llevas tacones. Obviamente, y no es porque lo lea mi madre y se me lleve un disgusto, yo no soy capaz de hacer tantas cosas a la vez, pero hablar por el móvil con tacones y habiendo tomado un par de cervezas por la noche es el pan de cada día de las chicas del lugar. Lo raro de que ahora tenga frenos es que todavía me caigo de la falta de costumbre. Me encantaría tener una bici de las que accionan los frenos girando hacia atrás los pedales, cuyo mecanismo me encantaría conocer, pero me conformo con que la mía frene a la manera tradicional. Otro gran arreglo de mi bici es la rueda de delante. El señor que me ha solucionado mi problemilla logístico ha mirado la rueda que tenía antes y su cara ha sido un poema. Pero ahora ya podré andar en bici con toda tranquilidad.
Mi mayor miedo era la bici con la lluvia bajando por un puente que hay cerca de mi casa, que cuando se acaba la bajada tiene un semáforo que siempre se pone rojo, y que para parar, tenía que frenar desde el principio con todas mis fuerzas, porque las pastillas que tenía antes no funcionaban. De cualquier manera, no es que no le tenga miedo últimamente porque tenga frenos, es que lleva sin llover desde mi maravillosa compra de chubasquero-capitánpescanova-barrendera.
Hoy ha hecho un sol espectacular, y he comido en la calle como en Madrid, pero en Delft no hay piscina (¡La Politécnica de Madrid gana en algo!) y la echo un poco de menos. Y de camino al taller de bicicletas, me he encontrado...¡Justo la foto de mi blog! Ya sé donde está el monumento en cuestión, y lo he visto con el mismo cielo azul de la foto. Es ese cielo que cada día veo menos porque a la una de la tarde proyecto una sombra como una vez y media más larga que yo.
Y a pesar de todo, el sol calienta lo suficiente como para comer fuera de casa y hacer barbacoas y fiestas, como la que hay en este momento sobre mi cabeza y de la que me llega el sonido por las tuberías que atraviesan mi cuarto y no me dejan dormir.

lunes, 6 de octubre de 2008

La lluvia

He aquí la principal característica y el mayor reclamo turístico del país. ¿Quién ha escuchado alguna vez hablar de ese país llano, con tulipanes, molinos y marihuana? Yo, no. Yo solo he oído de Holanda que llueve y nunca para de llover. El jueves estuve en Leiden, y toda la noche lloviendo, el viernes salí de casa y justo se puso a llover, el sábado, ¡sorpresa! En Delft no llovía, pero yo me fui a Rotterdam a un sitio al que el que venga a verme le llevaré, y justo cuando el tren se acercaba a mi estación, se puso a llover. Y a la vuelta a Delft, llovía. Ayer me pillé la mojadura de mi vida para cinco minutos que salí a por el periódico (bueno, en realidad me hice 8 kilómetros en bici como quien no quiere la cosa), y no paró en todo el día.
Con este panorama, ya me decido después de un mes con el culo mojado, porque sigo sin entender como en este país el medio de transporte es la bici, a comprarme un pantalón de lluvia.
Y cuando salgo de la tienda, me encuentro un sol que casi lloro de la emoción.
Si el precio que tengo que pagar para que este año sea el más seco en Holanda es comprarme un chubasquero de cuerpo entero (habrá fotos vestida de basurera, por descontado), lo pago encantada.

sábado, 4 de octubre de 2008

Fiestas chonis

El jueves y el viernes celebraban en Leiden, que está como a 20 kilómetros de Delft, que Holanda se independizó de España. Y la fiesta es impresionante. La verdad, lo que más me impresionó fue ver cómo llovía toda la noche...
Genial, Leiden es bonito a aburrir. La fiesta, alucinante, unas atracciones de feria que si no tenían 50 metros de alto no tenían ninguno, y carpas por toda la ciudad. Y esto es lo que me alucinó de verdad. Unas fiestas de pueblo (que es lo que eran en realidad) con conciertos cada 25 metros, carpas cada 50 con música y chiringuitos para tomar cerveza y vino. El vino me mata: 3,5€ por un vaso de plástico con un líquido que ni siquiera creo que se pueda beber con cocacola, y la gente con unos aires de sofisticación por beberlo impresionantes. Era gracioso.
Pero lo mejor era la música: electrónica con dj's pinchando en el momento con vinilos, nada de pachangueo, reggeton ni nada de eso.
Aunque claro, siguen siendo unas fiestas de pueblo, con sus chonis calcados a los de Madrid. Se parecía a San Isidro, pero la principal diferencia es que aquí los piercings son caros, y no los llevan blancos (de momento). Dieciséis años y mucho alcohol en el cuerpo. Y hasta una pelea tuve la oportunidad de observar. Si me dicen que estoy en mi querida Villalba, me lo creo si no fuera por el tiempo.
Todo el día lloviendo, con un frío que no se lo creen ni los holandeses. 4 de octubre, y yo llevo guantes y bufanda. No sé que va a ser de mí en Enero.
Y mientras yo me planteaba estas cuestiones existenciales, un compañero de piso se reía de mí por tomar cerveza con guantes.

En el gimnasio...

Como una chica que es amiga de un conocido se vino aquí y engordó no sé cuantos kilos, me he apuntado a un gimnasio, el gimnasio de la universidad. De nuevo, cualquier comparación es odiosa para el que sale mal parado. Y la UPM... No lo voy a comentar.
El gimnasio de TU Delft es impresionante. Tienen más aulas para clases de las que yo he visto en gimnasios de 100€ al mes, y aquí he pagado 89 por todo el año. Eso sí, los vestuarios son un poco pequeños y no hay sauna ni equivalente.
Y con estas instalaciones me voy yo a clase de step. Momento crisis en mi vida. Yo veo cosas escritas y empiezo a entender palabras sueltas de holandés, pero como soy incapaz de reproducir esos sonidos, no identifico la palabra izquierda ni la derecha. He hecho un avance y entiendo los números. Pero claro, no es suficiente para interpretar a una tía enorme gritando "paso arriba, rodilla abajo, gira el culo, vuelta para la derecha y triple tirabuzón hacia atrás". Y, considerando mi enorme torpeza, la monitora al final vino a decirme que parecía un pato mareado. No me avergüenzo de decirlo porque, total, me lo dijo en holandés y la clase entera fue en holandés.
Eso sí, que a pesar de que fuera en holandés, tengo unas agujetas en todo el cuerpo que cuando llegue a mi casa, me senté a quitarme las zapatillas y casi no me pude levantar.
¿Alguien ha tenido alguna vez agujetas en el esternocleidomastoideo? Yo sí, y lo he pasado mal.