viernes, 16 de octubre de 2009

Mis roommates

Bueno, no es que últimamente me pasen muchas cosas interesantes, a ver, yo estoy de "vacaciones" pero los demás tienen exámenes en seguida...
Sin embargo, a veces la vida sí que te sorprende. Como creo que a estas alturas sabe todo hijo de vecino, me voy de Delft para casi siempre en una semana, y este blog da sus últimos coletazos (don't worry babies, me tendréis un rato más). Por eso ayer organicé una cena para despedirme de mis amigos por aquí. Bueno, pensaba que no iba a venir nadie, y conseguí juntar a unas 15 personas, nada mal pensando en toda la gente que dejé fuera. Vinieron mis amigas de Delft, los chicos de la escuela del año pasado (aquí seguimos tres de cuatro...), y los de mi primera casa y uno de la de ahora. Y estuvo muy bien, me regalaron todo el merchandaising que me quería comprar de la TU Delft, y fui al Lorre por última vez.
Y aparentemente, buah, ¡soy hasta popular! Resulta que, bueno, cuando hice mi cumpleaños en Van Hasseltlaan, elevé el estándar de las fiestas que se pueden hacer allí, ¡todo el mundo hablaba de ello en la fiesta siguiente! Y eso que lo puse como evento secreto en facebook...Y ayer me fui al Lorre, y vaya, hasta parece que algunos holandeses me conocen. Yo a ellos no, los pijos del DSC, los Kappa Pi, a mí me parecen todos iguales, como los chinos: rubios, con camisa de rayas, y medio kilo de gomina que parece que no se han lavado el pelo en una semana.
Y vaya, ayer me dijo uno de la otra casa: wow, has conseguido conocer a holandeses... Sí, aparentemente tengo un físico que ayuda.
Para situar esto, he de decir lo que me vengo callando públicamente desde hace dos meses, porque ellos lo piensan de mí, pues ya lo digo yo y si logran leer esto, bien por ellos. Están muy bien paridos. Hablando en plata. Son de los holandeses más guapos que he visto en todo este tiempo, y bueno, Delft es un pueblo con chonis (jonhies se llaman aquí) e ingenieros, que tampoco se caracterizan por su belleza, pero los de mi casa podrían ser modelos. El caso es que ayer el militar que toma menta poleo me dijo la siguiente retahíla: estoy en esta casa porque el otro tenía que aprender a vivir con chicas, y por guapa. Y cuando te llamamos, pensamos: vaya, pues no solo es guapa, además es una chica maja. Pues la casa es tuya, bonita. Y entonces el de tu cuarto dijo: ¿aceptáis el reto? ¡A ver quién se la tira antes! Pero entonces salió a relucir Jorge. Aunque ya estabas instalada aquí y con un contrato...
Yo me pregunto: ¿por qué? ¿Por qué los holandeses son así? Nunca hacen bromas de sexo, pero cuando les coges confianza... Son ricos. A ver, que hagan apuestas, pues entra dentro de lo esperable, ¿no? ¿Quién no lo ha hecho nunca? ¡Hasta yo, con lo buena que soy! ¡Pero no me lo cuentes!
Flipo tanto...
Y hablando de holandeses iguales y de flipar. Creo que una de las veces que más he flipado en este país es cuando una china/coreana/vietnamita/japonesa (por las pintas, yo creo que japonesa) me preguntó que si no era holandesa. No, le dije, soy española, ¿es que parezco holandesa? Y atención a la respuesta: Sí, bueno, no sé, a mí me parecen todos iguales...
Los españoles somos morenos, bajitos, peludos y con los ojos negros; los holandeses son rubios, altos, de ojos azules y con el pelo lleno de gomina. NO somos iguales.

1 comentario:

--pab7oAB-- dijo...

Claro, somos tan diferentes como los chinos/japoneses/coreanos/vietnamitas