viernes, 2 de octubre de 2009

Sentimientos encontrados (II)

Antes de todo: esto está muerto de comentarios últimamente, ¿eh, nenes?
Hoy sin falta me voy a comprar mi billete para irme a España para siempre. Me da miedito. Puff, la verdad, tantos cambios que afrontar… Estuve el fin de semana pasado en casa, y según llegué me puse a discutir. Yo no debería tener ningún tipo de queja de mi casa. La gente en Holanda me dice: ¿cómo puedes vivir con tus padres y tus 24 castañas? Pues hijo, una que se hace a todo… Y que no conocía nada más que eso. Ahora se plantean problemillas, claro, me he acostumbrado a hacer las cosas a mi manera, a comer cuando me da la gana y lo que me da la gana cocinado de la manera que me da la gana (o que le da la gana al que le toque cocinar), a entrar, a salir sin tener que dar explicaciones.
En mi casa eran bastante porcule*** con el tema de estudiar. ¿Otra vez vas a salir hoy? Sí, voy a salir. ¿Y cuando piensas estudiar? Mañana… (mentira, por supuesto). Ahora ya no me pueden decir eso. Que salgo, pues mira, salgo. Cuando salga de trabajar, hasta las 8 del día siguiente y desconectando tan pronto como salga por la puerta. Y si salgo y no duermo, pues de lo mío pongo (como esto de beber lo he reducido hasta límites insospechados…).
La verdad es que en mi casa estoy bien, el único problema es que tengo que compartir el coche y por eso discuto. Porque claro, para un día que estoy en Madrid, el coche me lo quedo yo, más claro, agua. En Delft es tan fácil… Te coges la bici, y a correr. Pero en Villalba City, vas apañado como cojas la bici.
Por supuesto, eso no es lo único que me va a hacer discutir. Los 3,8 millones de parados no me lo van a poner fácil. La edad no me lo va a poner fácil. La falta de experiencia en el mundo laboral serio y esto de no hablar idiomas que no sean inglés, tampoco.
Pero bueno, ayer estuve hablando con el militar de mi casa (qué fuerte, lo que hace el erasmus… He hecho amigos con maneras de ver el mundo que para mi eran inaceptables hace un año y medio) sobre lo que se siente hogar y lo que no. Y mira, Delft desde luego lo siento mi casa, y mi casa la siento un hogar, esto de cenar todos los días juntos le da ambiente familiar. Y es mi casa con normas, que aunque no sean las mías, yo también colaboro en ellas. En Madrid, las normas las dictan mis señores padres y Eduardito y yo callamos. Sin embargo, para qué nos vamos a engañar, mi casa de Villalba es mi casa de Villalba, y las cosas en español, como que se aprecian. Se aprecia que todo esté limpio, y que la ropa aparezca planchada en el cajón cuando la dejaste tirada y sudada en el suelo. Y también se aprecia comer jamón con pan blanco recién hecho. Y la fruta de temporada, en temporada (aquí hay fresas ahora a un precio razonable).
Así que, de nuevo, sentimientos encontrados: vivir bajo mis propias normas (que existen y yo tengo bastante disciplina para cumplirlas) en Holanda, o que todo esté en español (¡cómo lo echo de menos!).
Menos mal que creo que en diciembre me vuelvo a Delft de visitilla.

1 comentario:

Rous dijo...

te has comprado el billete de vuelta a holanda antes del de regreso a españa?? lo que hace el erasmus... ;)

y te entiendo en lo de volver a casa, yo llevo ya 6 años viviendo la vida a mi manera y no me imagino de nuevo sometida a normas familiares, pero, ánimo!

y estoy de acuerdo con esto de los comentarios, qué está pasando, chic@s? :P