jueves, 22 de octubre de 2009

Te echaré de menos en octubre

Pues casi está aquí: el fin del Erasmus. Mientras miro por mi ventana la estación de Delft, y veo la lluvia caer intermitentemente, y todo huele a calefacción y a invierno y casi a Navidad (la Navidad huele a calefacción, por eso aquí huele a Navidad antes), veo que lo voy a echar tanto, tanto de menos... A mí que la lluvia en Madrid me pone de una mala leche increíble, que no puedo ni pensar en ella sin imaginarme los pies mojados y el pelo como si no me lo hubiera lavado en días, y ya la veo como parte del paisaje urbano.
Por supuesto voy a echar de menos muchas más cosas que vivir en la estación y que los trenes no me despierten a pesar de estar a 50 metros de las vías. Había hecho una lista, y se me queda corta. El otro día me decía Menchu que por lo menos mis amigos ya se han ido. Sí, pero a ver, he hecho más. No voy a estar cuatro meses mirando las pavas sola en mi casa. Que ha habido días que me he quedado en casa mirando las pavas, pero ahora si me quedo en casa me quedo con mi compañero de piso fum**** po**** (mami, yo no fumo, se lo estaba guardando a una amiga). Por fin siento que he llegado a tener amigos holandeses, que me pueden echar un cable si lo necesito. También voy a echar de menos hacer lo que me dé la real gana cuando me dé la real gana, y lo bien que vivo lejos de mami y papi. Que es bastante triste, en palabras del militroncho de mi casa, tener 25 años y vivir con ellos... Lo que pasa es que ahora además afronto muchos cambios: voy a dejar de ser estudiante oficialmente. Tengo pensado estudiar francés en cuanto llegue a España, y apuntarme a la UNED, pero desde luego no es lo mismo. Y también afronto el paro ahora, y es un bajón...
Pero las cosas que más voy a echar de Holanda son:
  • La bici
  • La cerveza buena
  • El rollito acogedor de los bares con velitas
  • La gente alta y guapa por todas partes
  • Los canales
  • El silencio de una ciudad de 100.000 habitantes (flipas)
  • La universidad buena con buenas instalaciones
  • La vidorra que me pego
  • La facilidad para hacer amigos
  • El rollo internacional, aprender cada día una cosa diferente de un país diferente
  • Hablar en inglés
  • Los chicarrones de mi casa de ahora
  • Los chicos de mi casa en Van Hasseltlaan
  • Las chicas españolas
  • Angelito

Hay tanta gente que me ha marcado en este año... He superado muchos prejuicios y he hecho amigos que no me lo creo ni yo (Miquel, va por ti: tú de Gerona, catalán a más no poder; y yo, madrileña por definición, ¿cuándo te vamos a ver por la capital de tu país? Jaja =P). Se supone que el Erasmus depende de la gente con la que des más que el sitio dónde estés. Yo he tenido una suerte inmensa. Por supuesto hay gente que me cae mal, a ver, ¡es mucha gente la que he conocido!, pero todos, de todos he sacado algo en claro, con todos he compartido momentos bonitos y emotivos. Las cenas internacionales con comida de otros sitios, como cuando descubrimos que en Noruega el arroz con leche es un plato principal, fue un shock, los intentos por decir cosas en otros idiomas, salir lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, y tener la cara de decir que algo has comido que te ha sentado mal y por eso el lunes siguiente te quedas en casa. Quedar en Holanda para ver "Sin tetas no hay paraíso", eso es buenísimo. He compartido tanto con tantas personas, detalles que no van a volver, que es mejor que se queden como un bonito recuerdo porque las segundas partes nunca fueron buenas, y no podría ser erasmus otra vez sabiendo que cualquier otro erasmus no le va a llegar ni a la suela de los zapatos a éste que se me acaba.

Me gustaría escribir un ñoñopost, como hicieron Pablo y Marina, pero creo que en vez de hacer llorar a Sandra (y apuesto a que a Jorge también), me haría llorar a mí misma y se me nublaría el texto de delante. Y todavía tengo que irme a la universidad a despedirme de alguna gente, aunque venga en dos meses y los vuelva a ver, y mañana lloraré cuando me monte en el tren camino del aeropuerto, sabiendo que no es un viaje a Madrid, y no solo es un viaje a mi fututo, es un viaje que me aleja del año más importante de mi vida, en el que más he cambiado.

No os lo vais a creer, pero el otro día me dijo el que no es militar de mi casa que debería dedicarme a cocinar, que se me da muy bien. Y acto seguido se comieron los dos chicarrones dos platos de paella cada uno. Lauraendelft aprendió a cocinar. Hay que ver cómo cambian las cosas.

1 comentario:

Miquel dijo...

Pues no tengo ni idea de cuando me vereis por la capital de ese pais tan majo que teneis ;) Que aunque sea Madrid y cuenten la gente que va a manifestaciones de 10 en 10 y sumo 30 porque soy de teleEspe me gustaria visitaros! Sabes que pasa....que ahora que tengo tiempo libre, porque trabajo no hay, no tengo dinero!
Pero algo haremos...
un beso y tu tranquila, que aunque te dé pereza irte, volver a tu ciudad tambien tiene su punto!