lunes, 28 de septiembre de 2009

Sentimientos encontrados (I)

Pues parece que ahora sí que le veo el final. Sólo tengo que escribir ya unas cositas que me quedan, y se acabó todo casi para siempre... He pasado unas semanas de locura, trabajando en el proyecto como una burra, pero ahora ya le veo el fin. No sabía cuando iba a acabar, pero ya está. Como aquí te dan mucha mano suelta para que hagas con el proyecto lo que quieras cuando quieras, me he propuesto acabar el día 10-15, de octubre (digamos 12, y tengamos la fiesta en paz). Y volver a casa el día 23, que se me acaba el contrato de mi casa de Delft. Así les doy diez días para que me arreglen los papeles y para que los arregle yo, para irme de compras y a ver lo que me queda por conocer de Holanda, para salir de fiesta como si fuera erasmus otra vez, ahora que le he puesto una solución a mis resacas horribles y para estar un poco de vacaciones (traduciendo, como si lo viera).
Y ahora es cuando sí que sí me da depresión. Este fin de semana pasado, que mi comentador más fiel ha pasado en una boda en su pueblo (es un pueblo gordo) y hace mucho que no lo veo porque nunca está cuando yo voy, he estado en Madrid. A ver, las cosas aparentemente están como siempre. Mentira. Mi casa es un poco rara, ya no tengo amigos en Villalba porque todos emigráis, mi novio tiene el pelo más largo que yo... Pero sin duda alguna yo he cambiado. Aunque solo sea porque entro en una tienda y digo: "Ehhh... Ehhh... Do y.. tienes...?", como mi hermano en Holanda: "Ehhh... ehh... Tien... Do you have...?". El caso: he vuelto con sentimientos encontrados a Delft. Es mi último viaje de vuelta "a casa".
El erasmus te cambia y eso lo sabe todo el que haya conocido a un erasmus antes y después. Y además yo afronto muchos más cambios que deshacer el de irme de casa. Tengo un sabor agridulce, no me quiero ir, me encanta Delft. Y me quiero ir, me encanta Madrid. Voy a echar muchísimo de menos esto. El otro día le lloraba a Ángel, mi amigo "holandés", que quería acabar el proyecto, que me quería ir. Que estaba harta. Y cuando me dijeron que me fuera a mi casa, le dije que me daba mucha pena y él me contestó: "Anda, venga, si ayer estabas llorando porque no te ibas". Es cierto, lloro porque no me voy, lloro porque me voy. En realidad lloro porque si no me voy no acabo la carrera, que de hecho pretendo volver en Diciembre, no se me vaya a mí a olvidar lo que es el frío polar. Que he llegado hoy a Delft y no me ha importado en absoluto la necesidad de una cazadora gorda. No lloro porque no me voy, de hecho esto estuvo a punto de convertirse en mi vida real, y quiero volver, pero con mi novio.
Cuando vuelva enseguida de Delft, además se acaba una etapa muy importante de mi vida, una etapa en la que llevo 20 años, de 24 que gasto. La etapa de estudiante. Miro con nostalgia a la Etsii ya, y eso que cuando la gente de primer año pasa a mi lado empieza a olerme a guardería. Qué duro va a ser volver y afrontar todo esto, y a la vez, estoy tan expectante...

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