Pues yo, al igual que Rosa, empiezo una nueva fase en Holanda, pero sin volver a Madrid tantas veces ni por tanto tiempo. Ya veis, el destino también es caprichoso y ha decidido que me tengo que quedar un rato largo. No os preocupéis, pequeños, porque a pesar de la inevitable depresión post erasmus que incluso los psicólogos están pensando en catalogar en España (en otros países ya existe), volveré y espero que todos seamos felices y comamos perdices y que me hagáis una fiesta de bienvenida a España y de biensalida de la ETSII, como ingeniera, por la puerta grande que solo uso en ocasiones especiales: cuando me voy al Corte Inglés de compras.
La nueva fase en Holanda pasa por vivir con chicos: he pasado por una casa con adolescentes, una casa con chicas, y ahora una casa con chicos. Efectivamente, mucho más limpia que la de chicas. Y por supuesto, mucho más limpia que la de los adolescentes, que los colegas tienen 25 palos. Y con unos bonitos pósters de tías buenas. Como en el baño de la casa de chicas, pero ahora con tías.
Ante todos estos cambios, ahora que dejo de ser exchange student y soy guest de la universidad, y vivo en la casa nueva tranquila, sin ruido ni gatos ni bichos de cualquier otro tipo (Sandrita, qué poco echo de menos al gato, no te imaginas), empiezan a venir ya los nuevos internacionales. Y yo esta noche, para variar, me iré al Ruif, el bar de los erasmus, a ver qué se cuece y si hay alguno ya. De momento solo hay chinos, iraníes y africanos.
Me veo muy diferente de la persona que llegó a Holanda hace un año, en mi holandesificación he decidido que paso de cocinar (aún más) y que voy a cenar con mis compañeros de piso, ahora que hablan en inglés en cuanto entro por la cocina. Y por supuesto no tengo el ansia de conocer gente que tenía el año pasado, ahora si conozco a alguien, bien, pero seguro que voy al Ruif a tomarme una cerveza y a casa, tampoco es plan de forzar. Es otra cosa que mi hígado me dijo que ya me valía: no más cacahuetes, por favor. Él manda, yo obedezco.
Sin beca erasmus, las cosas te las tomas a otro ritmo y con más calma. Total, todo lo que tenías que hacer, ya lo has hecho mientras el gobierno pagaba, ¿no?
Ante todo me veo que ya estoy muy holandesificada por el comportamiento de otros internacionales montados en bici. Es una pena que María no lea esto, pero el año pasado, cuando nos conocimos, no podía andar sin una mano en la bici, y al final mandaba mensajes mientras montaba. Cómo voy a echar de menos ir a todas partes en bicicleta, llueva o granice. Cómo voy a echar de menos este país y todas las cosas buenas que me han pasado aquí.
miércoles, 26 de agosto de 2009
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3 comentarios:
qué bien te entiendo!y,aunque no es la curiosidad que tenía el año pasado antes de llegar,tengo un poco de emoción acerca de este año,de la gente nueva,el piso nuevo y el (espero) trabajo-proyecto nuevo :)
Bueno bueno bueno cuando vuelvas a españa yo te dejaré la bici para que te pegues porrazos y no pierdas tus cardenales... el término holandesificacion no esta aceptado por la rae ni tampoco el de desholandesificacion que es lo que te va a pasar cuando vuelvas a españa o es que no has oído el consejo de la choni!
que no os de la depresion hombre! ya la combatiremos a base de cañas, flamenco y toros cuando vuelvas tu y cuando vuelva rosa, haremos el esfuerzo como comité de repatriación que somos
Ay, somos todos tan iguales... francificación u alemanificación, síndromes post erasmus..A todos se nos acaba pasando, verda Pablus?
besus wapa
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