lunes, 6 de octubre de 2008

La lluvia

He aquí la principal característica y el mayor reclamo turístico del país. ¿Quién ha escuchado alguna vez hablar de ese país llano, con tulipanes, molinos y marihuana? Yo, no. Yo solo he oído de Holanda que llueve y nunca para de llover. El jueves estuve en Leiden, y toda la noche lloviendo, el viernes salí de casa y justo se puso a llover, el sábado, ¡sorpresa! En Delft no llovía, pero yo me fui a Rotterdam a un sitio al que el que venga a verme le llevaré, y justo cuando el tren se acercaba a mi estación, se puso a llover. Y a la vuelta a Delft, llovía. Ayer me pillé la mojadura de mi vida para cinco minutos que salí a por el periódico (bueno, en realidad me hice 8 kilómetros en bici como quien no quiere la cosa), y no paró en todo el día.
Con este panorama, ya me decido después de un mes con el culo mojado, porque sigo sin entender como en este país el medio de transporte es la bici, a comprarme un pantalón de lluvia.
Y cuando salgo de la tienda, me encuentro un sol que casi lloro de la emoción.
Si el precio que tengo que pagar para que este año sea el más seco en Holanda es comprarme un chubasquero de cuerpo entero (habrá fotos vestida de basurera, por descontado), lo pago encantada.

1 comentario:

--pab7oAB-- dijo...

yo use paraguas por primera vez en mi vida en francia... xo q le vas a hacer, haberte ido de erasmus a macedonia, q creo q ahi ahora hay sequia... y con la bici q estas haciendo, no va a haber brownie q valga, jajaj,b!