viernes, 10 de octubre de 2008

Frenos al sol

Hoy mi mundo ha cambiado...
Le he puesto frenos a mi bici para no tener un disgusto un día de estos. Ayer me di cuenta de que realmente son necesarios, sobre todo si a parte de la bici vas hablando por teléfono, sujetando el paraguas con la otra mano, el suelo está mojado, en el otro oído llevas un auricular para escuchar música, es de noche, has bebido y llevas tacones. Obviamente, y no es porque lo lea mi madre y se me lleve un disgusto, yo no soy capaz de hacer tantas cosas a la vez, pero hablar por el móvil con tacones y habiendo tomado un par de cervezas por la noche es el pan de cada día de las chicas del lugar. Lo raro de que ahora tenga frenos es que todavía me caigo de la falta de costumbre. Me encantaría tener una bici de las que accionan los frenos girando hacia atrás los pedales, cuyo mecanismo me encantaría conocer, pero me conformo con que la mía frene a la manera tradicional. Otro gran arreglo de mi bici es la rueda de delante. El señor que me ha solucionado mi problemilla logístico ha mirado la rueda que tenía antes y su cara ha sido un poema. Pero ahora ya podré andar en bici con toda tranquilidad.
Mi mayor miedo era la bici con la lluvia bajando por un puente que hay cerca de mi casa, que cuando se acaba la bajada tiene un semáforo que siempre se pone rojo, y que para parar, tenía que frenar desde el principio con todas mis fuerzas, porque las pastillas que tenía antes no funcionaban. De cualquier manera, no es que no le tenga miedo últimamente porque tenga frenos, es que lleva sin llover desde mi maravillosa compra de chubasquero-capitánpescanova-barrendera.
Hoy ha hecho un sol espectacular, y he comido en la calle como en Madrid, pero en Delft no hay piscina (¡La Politécnica de Madrid gana en algo!) y la echo un poco de menos. Y de camino al taller de bicicletas, me he encontrado...¡Justo la foto de mi blog! Ya sé donde está el monumento en cuestión, y lo he visto con el mismo cielo azul de la foto. Es ese cielo que cada día veo menos porque a la una de la tarde proyecto una sombra como una vez y media más larga que yo.
Y a pesar de todo, el sol calienta lo suficiente como para comer fuera de casa y hacer barbacoas y fiestas, como la que hay en este momento sobre mi cabeza y de la que me llega el sonido por las tuberías que atraviesan mi cuarto y no me dejan dormir.

2 comentarios:

sandra dijo...

pos yo estoy por comprarme una bici xa ir a verte amor, ya que el avión también tiene precios x las nubes, y el tren sigue saliendo caro. let's meet in Amsterdam!

--pab7oAB-- dijo...

joe si lo llego a saber te doy mi bici de gitanillo, q seguro q no han visto una de esas por alli...