sábado, 13 de diciembre de 2008

Quiero llorar

Un día horrible es lo que tengo hoy. Y eso que es el día más soleado desde que he llegado a Holanda, pero hace un frío que pela, están todos los charcos congelados y no me extrañaría que los canales amanezcan igual mañana, pero con el viento que hace a lo mejor no.
Mi bici ha muerto. Ha sido un momento duro, una muerte difícil de superar por la larga agonía. 75 € que me he gastado en ella, más luces, candado... Y nada, ha muerto. Ha sido el eje de la rueda de atrás, que se ha partido y yo creo que lleva partido desde que la compré, por eso no podía ir sin manos, porque se movía para todas partes y se desestabilizaba, no tenía suficiente momento de inercia (momento friki).
Esto lo he descubierto cuando iba a salir esta mañana y había quedado con un amigo, y al salir de casa se me ha salido la cadena por no sé ni cuántos sitios. Me subo a casa, me dice un compañero de piso que tengo el eje roto, y yo casi con la lágrima cayéndome. Y ha venido mi vecina con la que no he hablado casi, y me ha dado un abrazo. Ay, qué mona, una holandesa dando un abrazo casi porque sí. Qué ilusión.
Pero el caso es que yo había quedado y era importante, y me cojo una bici que va genial que estaba abandonada en el pasillo de mi casa. Sí, va genial, hasta que pisas una placa de hielo, y al suelo. No me avergüenzo (mucho) al reconocer que me he caído yendo sobria, y el moratón que me va a salir me da miedo. Los que habeis visto los moratones que me salen, estad preparados para ver lo que hay en camino. Menos mal que éste va a estar tapado siempre, porque es en la parte interior del muslo.
Podría ser peor, podría haber muerto mi bici ayer a la salida de la fiesta, si no me llegan a traer en coche, y me quedo yo a las 2.30 de la mañana en la puerta del Marcuchof sin bici. Me toca venir andando y todavía estoy en camino. O me he quedado dormida de frío en la calle tirada como un perro, congelada.
Y como si no fuera poco con la muerte de mi bici, voy a contar otra cosa para que todo el mundo se ría de mí. Sí, soy una inútil en la cocina y creo que eso lo sabemos todos, pero lo de hoy es que es lo máximo. Me pongo a freír huevos, paso número uno de la cocina típica española, y me ha saltado el aceite, y me ha quemado pero bien. ¿Dónde? ¿En la mano? ¿En el antebrazo? No, para qué si eso no se ve en invierno en Holanda. En la cara, me ha saltado el aceite a la cara. Y me ha hecho herida. Y ahora sí es para llorar. Bueno, parece un grano, pero sigue siendo una quemadura en la cara. Hoy me siento completamente idiota (tengo la norma de no escribir palabrotas)...
Y además en Holanda no me cunde el tiempo. Lo bueno es que hoy me autocastigo: mis amigos están algunos en Bélgica, otros ocupados con sus otros viajes, y los demás, viendo el partido. Como yo no puedo salir porque no tengo bici, me quedo en casa y me pongo a estudiar, que buena falta me hace.
Erasmus y sábado sin salir. Al menos salí miércoles, jueves y viernes.

1 comentario:

Sandra dijo...

ey nena, prepárate xa el súper achuchón q te voy a dar en Madrid!jajajaja