viernes, 1 de mayo de 2009

El día de la Reina

En cada país ocurren cosas guays de vez en cuando. Por muy anodino que parezca, esto segura de que hasta en Finlandia se saben ir de fiesta.
Por eso los holandeses, que en muchos aspectos tienen un país muy avanzado en algunos aspectos, como en el de la ingeniería civil (eso es indiscutible, y más les vale con la que se les viene encima), tienen la Fiesta. El día de la Reina. Me pregunto si la gente realmente es tan monárquica, o si es que aprovechan que es la única fiesta que hay en Holanda después de Navidad y del 5 de mayo (la independencia, que cae en todos los países de Europa por las mismas fechas independientemente de de quién se independizaran y cuándo).
El día de la Reina, o Konninginedag, (atención: dos g's en una palabra que suenan a jota) toda Holanda se mete en un tren en el que no hay espacio ni para respirar y se va a Amsterdam. Como yo soy así de paletilla, todo lo comparo con mi pueblo, y puedo afirmar que el día de la Reina es una verbena muy bien montada. Es una pena que no haya peñas, porque íbamos todos vestidos de naranja, que me dice un amigo noruego: "va a ser muy fácil reconocernos porque tenemos todos la camiseta naranja con el mismo dibujo". Siguiente viñeta: tómate 5 cervezas y cuéntame a ver si ves el dibujo.
Peñas no hay, pero la gente sacaba los altavoces a la ventana, y pinchaba música, que para eso es Holanda la cuna de la música electrónica. La gente bailaba en la ventana. La gente se coge el barco, un tipo pincha, y todos a bailar por los canales. Mientras, litros y litros de cerveza, y gramos y gramos de marihuana, que para eso es legal. Y da lo mismo la edad que tengan, igual iba la abuela vestida con un chaleco reflectante que los niños, todos de naranja, hasta los turistas. Otra cosa que me llamó mucho la atención fue que la gente saca los trastos a la calle y se pone a venderlos, como si alguien quisiera un bikini de hace 15 años usado. Unos amigos míos se compraron unos esquís, porque ellos son así de especiales, por cinco euros. Los escondieron para no cargar todo el día con ellos y por supuesto, no los encontraron porque el alcohol despierta los genes de la picaresca. Bueno, de cualquier manera, yo tampoco recuerdo bien por qué camino volví a la estación, porque no recuerdo haber pasado por las calles por las que voy siempre. Así que a lo mejor mis amigos pensaban que los esquís no estaban pero sí.
Por toda Holanda se celebra la fiesta a lo grande, aunque si hay un acto multitudinario de verdad es el concierto de Museumplein, la plaza de los museos como su propio nombre indica. Por lo visto cantó el tipo de la canción de Bisbal en holandés, pero yo solo llegué a DJ Tiesto. Por favor, música de adolescentes no. Y la fiesta es en realidad muy adolescente. Como hoy se trabajaba (a ver, el día del trabajador se trabaja, como debe ser, a ver si es que el día del padre se va a dejar de ser padre), la fiesta es durante el día, la gente bebe de día, y estás borracho a las 5 de la tarde con el sol en el cogote (como San Cemento, que también fue ayer, y menos mal que no me pilló cerca). En fin, cual adolescente de botellón. Pero así la música tenía planeado acabar a las 10, y es más eficiente. Otra cosa es que yo esté de vacaciones de Spring break y entonces no tengo nada que hacer hoy y llegué a casa a las cuatro de la mañana. Creo.
De verdad, creo que las fiestas están mejor de día si se puede estar en la calle (esto no vale para la verbena de la Paloma en agosto en Madrid). Así si no quieres fiesta, por lo menos por la noche duermes.
Es una pena que para una vez que puedo estar aquí en esta fiesta tan enorme, vaya un loco y atente contra la reina porque la crisis se ha cebado con él, mate a 10 personas y cancelen todo a las 8 de la tarde.
Pero de nuevo Amsterdam saca su personalidad, porque si bien no es bonita, tiene personalidad y la gente sabe vivir. Que todo el mundo está consternado y blablabla... Vale, pero a ver, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Y a correr, todos de fiesta bebiendo por mucho que la música se acabe.
Como a mí me gusta más una fiesta que a un tonto un lápiz, y cuánto más cateta sea la fiesta mejor me lo paso (aunque digo: "Puff... fiesta de pueblo, ¡no!"), me metí en la marabunta la primera y procuré adaptarme. Por eso, y aunque el dibujo no me gusta especialmente, os voy a enseñar la camiseta que nos hicimos para tan señalado día:

De verdad, qué bien me lo pasé, cómo me gustó todo, qué sol hizo (moreno agroman), cómo me gusta el país Aschublif. Todo el mundo debería vivir el día de la Reina al menos una vez en la vida, por muy republicano que se sea, porque el día que esto sea una república, la fiesta será igual. Ya estoy pensando en como me las voy a apañar para venir el año que viene.

1 comentario:

sandra dijo...

mírala qué mal se lo monta... :D
vivan las fiestas catetas de pueblo!!!ajajjajaja