viernes, 19 de diciembre de 2008

Madrid...

Ay, por fin. Ayer llegué a Madrid, un poco resacosa e infinitamente cansada, pero contenta. Me fui a la estación de Delft con cara de tonta, me monté en el tren con cara de idiota, embarqué con cara de lela, y cuando estábamos aterrizando, me di cuenta de que esto es lo que me gusta. Un poco. Vi las montañas, el sol, el cielo azul, mi sombra proyectada en el suelo más corta a las 5 de la tarde que a mediodía en Holanda.
Me encanta Madrid. Me encanta que tú puedas decidir si quieres luz o no, porque las bombillas son más potentes (ellos más civilizados, no hay bombillas de 100 W en Holanda, o no las he visto, así contaminan menos) y porque hay persianas. Me encantan mis padres, y mi novio, y la ilusión que me hizo ayer verlos a todos, que se me caían las lágrimas aunque ellos no se dieran cuenta. Y me gusta la tele en español, y mi casa limpia, donde se puede andar descalza, y el sofá firme, y mi cama grande y rígida, y ya no me da miedo tocar algo a ver si me pringo (porque además ahora hay servilletas). Me encanta esto. Me gusta España. Adoro mi casa (a ver cuánto me dura, cuando mi madre y mi abuela se pongan a discutir). Y eso que hace un frío muy rico, pero no llueve, no necesito orejeras, está bien.
Hay sin embargo cosas que echo de menos, como mi bici azul. Más mona...
De verdad, lo que ahora echo de menos es Holanda, porque la gente con la que estoy todo el rato por ahí me encanta y no es por bailarles el agua, si no porque me parece que son gente que merece mogollon la pena, y hablamos casi todos los días, y suple muy bien a mi familia y a mis amigos de Madrid, que, por cierto, estoy deseando ver.
Pero Madrid, es Madrid, y es la mejor ciudad del mundo aunque nadie lo crea.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿Que hoy no ha llovido? Para qué...

¿Para qué quiero yo que llueva? Pues para que el agua esté fuera de casa.
Se me acaba de inundar la cocina, no digo más, he estado una hora achicando agua y lo que queda. Y mañana a las 9, ¡presentación! El equivalente a un examen final.
Ahora sí que quiero llorar.

martes, 16 de diciembre de 2008

Bicis e inseguridad (no me he vuelto a caer...)

Para todos aquellos que no tengais facebook o tuenti o sucedáneo, o no lo mireis, no pasa nada, yo os cuento enseguida lo más importante de mi vida en Delft: ya tengo bici nueva.
Cosas que funcionan bien en Holanda, ya veis.
El otro día llamé a un tipo que tenía un anuncio en el portal de mi casa y que vendía bicis. El tío vino a mi casa con 5 horas de retraso, así que yo ya me había ido con la bici de un amigo de una compañera de piso sin que ellos supieran que me la había llevado. El caso es que un compañero de piso compró una bici pero yo me quedé sin ella. Le costó 50€, y es la bici más guay que he visto en Holanda, donde todas son una porquería. Y como la deje abajo en la calle no le dura ni una semana, porque esa bici es robada, o yo no estoy de Erasmus en Delft.
Así que decidí que paso de tener una bici así de buena porque voy a pasar miedo por ella.
Y me fui a un colegio para deficientes mentales que hay en Delft donde les tienen arreglando bicis y funciona genial, porque lo hacen más por servicio social que por otra cosa. La bici me ha costado una pasta, pero es que si se rompe me la arreglan por 3 euros, y los frenos de la otra me costaron 25. Al final la verdad, entre tanta tontería, con el timo que me metió la tía que me vendió la primera bici, me podría haber comprado una nueva.
Lo importante es que ahora mi bici es azul, y tiene los frenos en los pies. Y luces que no tengo que cargar y van sin dinamo, así que no me frenan. Y una amiga mía se la ha comprado igual y ahora somos las tontas de las bicis azules, que vamos hasta con las mismas orejeras.
El que pidió la foto de Laura en bici con las orejeras, puede disfrutar de dicha foto en Tuenti, no la voy a cargar aquí porque sale mi amiga y a lo mejor no le hace mucha gracia que la conozcan por la tonta número dos de las bicis azules...
Ah, otra cosa que ha pasado en Holanda, este país tan civilizado y tan moderno, donde no hay delitos. El sábado: un compañero de piso pasaba el otro día por algún lugar que no he logrado identificar pero creo que es cerca de los pisos donde viven todos los erasmus, y un chaval de como quince años le sacó una pistola. Así, amenazándolo.
Y en una de estas casas de Erasmus, donde viven mis amigos, ayer les han entrado en casa y al menos han robado un portátil.
Sí, que Holanda es muy seguro: las narices. Las ventanas tan grandes NO son seguras. Las puertas de cristal NO son seguras. Los pasillos de las casas, van por fuera, por la fachada, en vez de ir por dentro. Y las ventanas dan al pasillo, que no solo me parece una falta a la intimidad de la gente que vive en esas casas, sino que además los cristales se rompen con solo mirarlos...

lunes, 15 de diciembre de 2008

Eres así: silencioso

Ay, que se me olvida. Tal y como yo pensaba, pero el traductor de Google me decía que no, la canción de Bisbal en holandés se llama "Jij bent zo" y significa "Eres así". El traductor de Google decía: nosotros estando teniendo estado tal cual. O algo parecido...
Vaya, traducción literal de la versión original...

sábado, 13 de diciembre de 2008

Quiero llorar

Un día horrible es lo que tengo hoy. Y eso que es el día más soleado desde que he llegado a Holanda, pero hace un frío que pela, están todos los charcos congelados y no me extrañaría que los canales amanezcan igual mañana, pero con el viento que hace a lo mejor no.
Mi bici ha muerto. Ha sido un momento duro, una muerte difícil de superar por la larga agonía. 75 € que me he gastado en ella, más luces, candado... Y nada, ha muerto. Ha sido el eje de la rueda de atrás, que se ha partido y yo creo que lleva partido desde que la compré, por eso no podía ir sin manos, porque se movía para todas partes y se desestabilizaba, no tenía suficiente momento de inercia (momento friki).
Esto lo he descubierto cuando iba a salir esta mañana y había quedado con un amigo, y al salir de casa se me ha salido la cadena por no sé ni cuántos sitios. Me subo a casa, me dice un compañero de piso que tengo el eje roto, y yo casi con la lágrima cayéndome. Y ha venido mi vecina con la que no he hablado casi, y me ha dado un abrazo. Ay, qué mona, una holandesa dando un abrazo casi porque sí. Qué ilusión.
Pero el caso es que yo había quedado y era importante, y me cojo una bici que va genial que estaba abandonada en el pasillo de mi casa. Sí, va genial, hasta que pisas una placa de hielo, y al suelo. No me avergüenzo (mucho) al reconocer que me he caído yendo sobria, y el moratón que me va a salir me da miedo. Los que habeis visto los moratones que me salen, estad preparados para ver lo que hay en camino. Menos mal que éste va a estar tapado siempre, porque es en la parte interior del muslo.
Podría ser peor, podría haber muerto mi bici ayer a la salida de la fiesta, si no me llegan a traer en coche, y me quedo yo a las 2.30 de la mañana en la puerta del Marcuchof sin bici. Me toca venir andando y todavía estoy en camino. O me he quedado dormida de frío en la calle tirada como un perro, congelada.
Y como si no fuera poco con la muerte de mi bici, voy a contar otra cosa para que todo el mundo se ría de mí. Sí, soy una inútil en la cocina y creo que eso lo sabemos todos, pero lo de hoy es que es lo máximo. Me pongo a freír huevos, paso número uno de la cocina típica española, y me ha saltado el aceite, y me ha quemado pero bien. ¿Dónde? ¿En la mano? ¿En el antebrazo? No, para qué si eso no se ve en invierno en Holanda. En la cara, me ha saltado el aceite a la cara. Y me ha hecho herida. Y ahora sí es para llorar. Bueno, parece un grano, pero sigue siendo una quemadura en la cara. Hoy me siento completamente idiota (tengo la norma de no escribir palabrotas)...
Y además en Holanda no me cunde el tiempo. Lo bueno es que hoy me autocastigo: mis amigos están algunos en Bélgica, otros ocupados con sus otros viajes, y los demás, viendo el partido. Como yo no puedo salir porque no tengo bici, me quedo en casa y me pongo a estudiar, que buena falta me hace.
Erasmus y sábado sin salir. Al menos salí miércoles, jueves y viernes.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Innnncreíble

Llevaba un rato pensando que ayer pasó algo realmente divertido y no me acordaba de qué.
Y ahora me ha vuelto.
Creo que conté que cuando vino Jorge a verme fuimos a la playa porque me dijo un amigo que era como estar en Cádiz con los chiringuitos, y yo, como nunca he estado en Cádiz, me fui a Scheveningen, que es una playa alucinante, con un paseo marítimo y arena blanca y fina, donde además justo ese día hacía sol. Las playas "alucinantes" suelen tener chiringuitos de guiris, tiendas de souvenirs y colchonetas colgadas de las puertas de dichas tiendas. Pues así es Scheveningen, con la sutil diferencia de que la playa tiene 90 km de largo. Por supuesto, no todo es Scheveningen.
El caso es que íbamos Jorge y yo por la playa, y pasamos por un chiringuito, y digo: "esta canción la entiendo sin hacer esfuerzos...". Y Jorge dice: "me suena...".
Bustamante, era Bustamante. Aunque después de lo que pasó ayer, ya no estoy tan segura.
Porque ayer llego al Ruif, el bar de los Erasmus al que solo vamos ya los no adictos al Marcushof (la residencia Erasmus), y que por tanto ya se empieza a llenar de holandeses, y ponen Bisbal. Mi cara era un cuadro, y ya habiendo asumido que los españoles estamos en todas partes, le comento la historia de Scheveningen al amigo que me lo recomendó, y me dice: "no, no, esto no es Bisbal, está en holandés". Llegado a este punto, yo no me creo que un tío que lo más avanzado que ha dicho jamás sea "E'to é innnncreíble" se ponga a grabar una canción en holandés, así, porque es un idioma internacional que hablan dos mil millones de personas. No. No lo ha hecho. Otro cantante local lo ha hecho por él.
He aquí su video.
http://www.youtube.com/watch?v=uGe6Ke0cyTw
Sé que hoy los comentarios no van a ser sobre la playa de 90 km que si estuviera 30º más al sur sería paradisiaca.

martes, 9 de diciembre de 2008

Sint y el amigo invisible

Como todos sabemos ya porque soy muy pesada con el tema, el viernes por la noche vino Sinterklaas. Pero hasta llegar a mi casa se retrasó un poquillo, porque vivo muy lejos del centro de Delft. Y vino el domingo por la noche. Esto es: celebración de lo que viene siendo el amigo invisible.
Sinterklaas transformado en uno de mis compañeros de piso con los que mejor me llevo me ha traido un poema, que es lo que tiene que traer, y un libro. El poema dice que Sint (Santa para los americanos) nunca me ha visto cocinar, y ¡por eso me ha comprado un libro de cocina! Muy fuerte, pero la verdad es que me ha encantado. De cocina holandesa, que no es muy buena cocina, pero es comida al fin y al cabo.
He de confesar que me llevé un susto bien grande, cuando abro el regalo y leo Dutch... Y pensé: éste ha sido mi compañero de piso que nos odiamos mutuamente porque él se empeña en hablar holandés delante de mí para tocarme las narices, y yo me empeño en no adaptarme y juntarme con el libanés y el afgano de mi casa. Pero no, no era un libro para aprender holandés, era un libro que se llama "Dutch cooking today".
En serio lo digo, me ha encantado mi regalo, ahora ya no tengo excusa para no freír las cosas con mantequilla y no comer jengibre como quien no quiere la cosa.
Lo mejor de cuando vino Sinterklaas es que me dicen en casa: "¿ Y esto qué te parece?¿En España haceis lo mismo?".
Sí, queridos holandeses del mundo: se llama Amigo Invisible y se hace para Reyes o para Navidad, porque cuando viene San Nicolás, en España estamos todos de puente... Lo que pasa es que el detalle de la poesía es muy grande, y los holandeses, que hablan inglés de verdad, no como los españoles medios, hacen rimas que quedan bien. A mí nunca se me habría ocurrido rimar Spain con rain, teniendo en cuenta que España y lluvia no me dan ni para hacer un ripio.
En serio, he estado estudiando mucho últimamente, sorprendiéndome de llamar a casa ayer y que me cogiera el teléfono mi padre, de hablar con mi novio por el Skype y que apareciera su padre por detrás, porque aquí no hay puente (¡ah!, ¡si no sois católicos y no creeis en la Virgen no hay fiestas!). Y por eso lo de juntarnos todos los compañeros de piso, aprender lo que celebran en Alemania, Bélgica, Líbano y Afganistán, a parte de Holanda, me ha hecho reconciliarme con ellos. Aunque sigan hablando ese idioma que sigo sin aprender aunque a veces los sorprenda porque les entiendo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

En casa

Ayer íbamos por Rotterdam camino de casa, y ya lo sentía mi hogar. Todo estaba escrito en un idioma que sigo sin hablar, pero era "mi" idioma, ya que empiezo a entender bastante a pesar de ser incapaz de reproducir sus sonidos.
Y me sentí de vuelta a un lugar al que ya pertenezco.

Bélgica

Este fin de semana hemos hecho nuestro primer viaje Erasmus, que ya me vale, aunque conozco todo lo que hay que ver en Holanda en 60 km a la redonda de mi casa, y es bastante.
Hemos ido a Bélgica, lo que yo siempre he considerado el país de los rancios, con perdón, pero es que ni los suecos ni los noruegos ni los finlandeses parecen tan sosos como ellos. Y estoy bastante sorprendida. No pensaba que fuera a ser como ha sido ni que fuera tan bonito.
Lo mejor del viaje ha sido, como suele ocurrir, la compañía, ya que aunque intentamos ser muchos, al final solo hemos ido cuatro personas, con lo que eso conlleva en ahorro de transporte y de tiempo, porque es mucho más sencillo mover a otros tres vagos que mover a quince, y porque así se llega a un acuerdo mucho más rápidamente. A pesar de quejarme de haberme tenido que levantar tan temprano, nos ha cundido mucho el tiempo y hemos visto muchas cosas.
Aunque salí un rato el viernes y llegué a casa a las 2.30, me levanté a las 6.30 para ir a Bélgica el sábado, y aguanté como una campeona porque un fin de semana me lo puedo permitir, y tengo 23 años muy bien llevados, no como mi hermano, que es un vaguzo que no puede salir de fiesta y hacer turismo al día siguiente. Esta pequeña paliza nos permitió estar a las 9 en Gante, y disfrutar de un sitio que no me lo imaginaba ni la mitad de bonito, con su catedral, sus casas antiguas y sus canales. Es más de lo mismo, para los holandeses y los flamencos, pero para la gente del sur de Europa, parece de cuento de hadas. Además, como San Nicolás en Bélgica viene el día 6 de diciembre en vez del 5, estaba todo lleno de tiendecitas de Navidad. Esto es gracioso, porque solo a nosotros se nos ocurre comprar pastel de jengibre, una cosa que a pesar de estar buena, era una pasta donde meter los dedos como cuando era pequeña y me pringaba (aposta) entera de chocolate.
Después fuimos a Brujas, que en holandés es Brugge y significa...¡puentes! Te lo pintan tan bonito que al final decepciona, porque además estaba lleno de turistas españoles gritones (no lo quiero pensar cuando me monte en metro el día 18, quiero morir), y llovía, y el resto del tiempo hacía sol y buena temperatura. Puntualizo, no hacían falta los guantes, pero el abrigaco era estrictamente necesario.
Y por la noche a Bruselas, que me ha encantado y me ha quitado todos los prejuicios de golpe y porrazo. De nuevo estaba colonizada por domingueros del no-puente de la Constitución, pero se la ve una ciudad viva, llena de gente, que sale, que entra, que compra, que come bombones y gofres y que bebe cerveza. Una pinta de cerveza, dos euros, con música en directo y sin entrada. A ver qué supera eso. Y en un bar había que bailar en las mesas. Hasta las cuatro de la mañana, y seguía abierto, y en Madrid con lo del Balcón de ....... a las tres a casita.
El domingo vimos el Atomium y más Bruselas, y Amberes, que se llama en holandés Antwerpen, ahí es nada, no sé de dónde nos hemos sacado lo de Amberes, pero el belga de mi casa no sabe que en francés se dice Anvers... (con acento raro en algún sitio, lo siento, RAE, pero esto ya no es de su incumbencia). Mis amigos y yo ya estábamos para el arrastre y sin pilas en las cámaras, pero aún así me pareció bastante bonito, aunque ya casi holandés.
En Bélgica me han llamado la atención varias cosas: odio el chocolate después de comerme un gofre con medio kilo por encima que me ha llenado la cara de granos; el sol calienta; los mejillones no son cosa solo de gallegos; a veces entiendo los carteles que ponen por la calle, gracias, profesores de francés del mundo. Y la gente no es tan guapa como los holandeses, no montan en bici, y comen cosas mucho más sabrosas, a pesar de que el café es bastante más malo que en Holanda (no se puede comparar con España porque juega en otra liga, y casi que a otro deporte).
Y tienen cerveza. Litros de cerveza barata. Litros de cerveza buena. Litros y litros. Millones de litros.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Sinterklaas y yo a solas

El otro día hablé con un amigo de que nuestra amiga de erasmus en Múnich había escrito en su blog la depresión prenavideña que le invadía. En ese momento, que era día 1, yo estaba contenta porque noviembre se había acabado, y por fin podía volver a ser yo, sin nada que me oprimiera.
Pero yo también tengo morriña, lo que pasa es que desde que encontré la tienda española se me ha quitado un poquillo. Y aunque no me guste la Navidad, hoy me siento un poco mal. Me quedo sola en casa porque todos mis compañeros de piso (nueve, ni más ni menos) se van a casa a celebrar que viene Sinterklaas, desde Madrid en un barco de vapor, ahí es nada, todavía le doy vueltas en la cabeza para entenderlo. Y yo me quedo un poco como si fuera Nochebuena y me quedara sola en casa, comiendo el pavo y el turrón conmigo misma.
Es el tipo de sentimiento hipócrita que desarrolla esta época del año en todos nosotros: no queremos Navidad porque es comercial, porque es la representación de una Iglesia en la que no creemos, y demás excusas, pero si nos quedamos sin regalo y sin nadie con quién celebrarla, nos entristecemos. Y Madrid es tan bonito en estas fechas, que realmente lo echo de menos.
Quedan menos de dos semanas para volver a la realidad, a mi vida de verdad, con mis amigos y mi novio y mi familia, para ver cuánto han cambiado las cosas y empezar a estudiar de verdad las asignaturas de la escuela y tomar las riendas de una vida aparcada durante un rato. En ese momento dejaremos de estar tristes,amiga de Múnich , así que no te preocupes, ¡no queda nada!
Y a pesar de las ganas que tengo de volver a mi casa (mi cama de matrimonio contra un colchón de Ikea de 50€), con el suelo limpio por el que andar descalza, Holanda me ofrece unas cosas de las que ahora me va a costar desprenderme y que me van a chocar de vuelta a mi país. No es solo la independencia, sino que también me va a llamar la atención el volumen al que se habla en España, por ejemplo, y aseguro que no me apetece nada oír gritos porque sí, por mucho que sea nuestro tono de voz. Aquí además nieva, sin hacer demasiado frío, y da ambiente navideño, el aire está sorprendentemente limpio y las cafeterías son islas en la ciudad mucho más acogedoras que en España.
Después de 3 meses en Holanda, he de decir que me gusta este país, aunque ponga pegas, y que por muy triste que me ponga, si los que os molestais en leer este blog estuvierais por aquí, no me importaría quedarme. Mi soledad de hoy es solo interior, sé que saldré a tomar algo con mis amigos Erasmus, pero mi gente es mi gente, y Navidad y todo lo que tenga que ver con ella, en familia es mejor, sobre todo este año, después de mucho tiempo sin verla.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Integración

Otra cosa que me gusta de los holandeses es que, por lo menos lo parece, tienen bastante integrados a los inmigrantes, aunque en la cafetería del Aula todos los camareros sean negros o de Surinam. Las cajeras, sin embargo, son chonis, porque siguen siendo cajeras.
Tengo un compañero de piso afgano y otro libanés, y los dos están completamente integrados en la sociedad, hacen la vida de una persona "normal", si por normal entendemos a los luteranos blancos de pelo rubio, ojos azules, metro ochenta de altura y con apellido que empieza por Van. El chico libanés hizo el Ramadán, y me dijo que sin embargo no es muy apropiado ir a la mezquita para que los demás no te miren mal. Por su parte, él, aunque no beba, comprende perfectamente que los demás lo hagamos, y que en cuanto se pueda, nos metamos un bocadillo de jamón para el cuerpo y nos quedemos más anchos que largos. Éste es un punto curioso: en mi casa hay dos vegetarianos, así que no se lleva demasiado mal que otra persona no coma cerdo. Esto me llama la atención, en España un ingeniero vegetariano es como un perro azul, nunca he conocido a uno, pero claro, es difícil evitar la carne cuando la tienes de calidad, y puedes comprar jamón y chorizo en todas partes; y el pescado, cuando existe el marisco y el pescaíto frito.
El caso es que lo de la religión en Holanda está bien aceptado, hay católicos, protestantes, musulmanes y judíos y parece que todos se llevan bien, a pesar de que el año pasado se prohibiera el burka y haya visto mujeres tapadas enteras menos la cara, y con la bici me dan un poco de miedo por ellas mismas... Al lado de mi casa, relativamente, hay una mezquita. Y no es como la de Villalba, no es un local con alfombras en el suelo, es una mezquita con minarete y zonas separadas como Alá manda. Incluso llama a la oración un muecín, y menos mal que no vivo al lado de la mezquita, porque al tercer día que el señorito me despertara a las 6 para rezar, me darían ganas de matarlo. A mi madre, que nunca lo ha visto en vivo y en directo, cuando venga la voy a llevar a verlo.
Esto de que te despierte el muecín no es cosa de musulmanes solo, en la iglesia nueva de Delft, y casi todas las iglesias dignas de visitar en Holanda, tocan cancioncitas cada hora o así con las campanas. Vivir en el centro de Delft tiene que ser genial, pero a la quinta campanita, a lo mejor decides poner una bomba debajo.
A pesar de que aparentemente haya integración, me parece que la zona donde yo vivo es un poco gueto, hay muchos turcos, pero creo que es solo porque está alejada del centro y les resulta más barato vivir aquí.
Supongo que como todo hay niveles, los inmigrantes de mi casa son de un nivel cultural alto, son ingenieros, y eso les pone otro rasante, una apertura mental considerable, que hace que acepten todo lo que les echen. Al final, todo consiste en tener un poco de cultura general y respeto hacia los demás y las diferencias de las que se pueden aprender y con las que se puede mejorar nuestro propio estilo de vida.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Independencia

A veces me quejo, lo sabemos todos, que soy muy quejica y que a todo le pongo pegas, y que cuando se me regala algo siempre pongo mala cara aunque luego me encanta y me quedo más contenta que unas castañuelas.
Y me quejo de Holanda y de los holandeses, y de la universidad y de la gente y del tiempo. Pero en el fondo no es así. Me encanta ser Erasmus porque, por una parte, es la única manera que tiene un universitario de Madrid de salir de casa. Es así y todos lo sabemos.
El cambio que ha ocurrido en mi vida en los ultimos tres meses es el cambio más radical que he sufrido nunca. El año pasado le decía a mi compañera de clase, que lo malo de hacer años es ver que no has evolucionado lo suficiente. Hasta agosto yo tenía la misma vida que cuando tenía 12 años, y ahora tengo 23... Las únicas diferencias eran que tenía novio, que en vez de salir de casa los sábados a las 6 lo hacía a las 11, y que si bebía en mi casa no había problemas, más bien unas risillas por parte de mis padres al verme con cara de resaca a la mañana siguiente, en lugar de la bronca que presumo habría habido hace la friolera de 10 años.
Por supuesto que sí he evolucionado, a ver, con 12 años no era lo que soy ahora, y he de decir que me encanta la persona en la que me he convertido y la que tengo previsto ser con un planteamiento realista de las cosas, todo el que me conozca sabe que no seré presidenta del gobierno, y que no me casaré con Bill Gates para robarle todo su dinero y dárselo a Save the Children, y que nunca podré ser mujer florero, y que nunca tendré una Volkswagen Bully en la que hacer un viaje hippie. Sin embargo el gran cambio ha sido el Erasmus, el vivir yo sola y ver que no me muero de hambre a pesar de la pereza y la poca imaginación que tengo para cocinar, porque cocinar, a pesar de lo que piensan los demás, sé; que a pesar de ser desordenada sigo teniendo mi espacio vital limpio, que no se me acaba el dinero del "sueldo" la primera semana del mes, que no me estoy poniendo como una bola a pesar de todas las cosas ricas que compro. La independencia es una cosa que no valoraba tanto como ahora, va a ser difícil someterme otra vez a unas reglas que no marco yo, la verdad. Y es eso lo más duro del Erasmus, supongo, volver a casa de papá y mamá, por mucho que se eche de menos.
Aunque a veces no lo parezca, he llegado hasta aquí porque soy responsable, a pesar de lo que hizo la especialidad con mi disciplina para estudiar. Pero esa disciplina que me obliga a comer pescado de vez en cuando, y verduras cada dos días como poco, y fruta una o dos veces al día, a estudiar y no irme por ahí y a hacer deporte varios días a la semana, y a no fundirme la tarjeta de crédito en Man.., es la que hace que valore lo que tengo. Me doy cuenta de que soy perfectamente capaz de vivir sola, o fuera de casa, y creo que es lo más importante de todo esto. Este año es en realidad una prueba de fuego. Si puedo apañarme en un país extranjero yo sola sin saber el idioma, a pesar de la lluvia y del viento, podré independizarme completamente en cuanto tenga un trabajo, y podré por fin ser la persona mayor que cuando era pequeña quería ser.
Podré acabar mi evolución porque el paso más importante de todos lo he pasado satisfactoriamente: puedo vivir fuera de la casa de mis padres.
Puntualizo: si no me gasto todo mi dinero en Man.. es porque en Holanda es prohibitivo, ni que fuera de Arm..., una camiseta 40€, y qué más....

martes, 25 de noviembre de 2008

Blanca

Hay una cosa que no he visto o no he identificado en Holanda. Necesito una crema autobronceante. Empiezo a dar más luz que el sol hereje que me "ilumina". Veo las fotos y me deprimo. ¡Necesito color!
He llegado a esta conclusión cuando he empezado a ver holandesas más morenas que yo...

Y van dos, y con sorpresa typical spanish

Acabo de despedir a mi segunda visita en Holanda: mi hermano y una amiga suya, que me han usado de campamento base y con los que me he recorrido todo lo que hay que ver en el oeste de Holanda en un fin de semana. Así que me han dado una pequeña paliza.
La gente pensará: "Bueno, Laura, no te quejes, hija, que Holanda es pequeño...". Sí, es verdad, pero Holanda no es el paraíso de la perfección europea que los españoles acomplejados tienen. En realidad esa Europa ordenada, civilizada y limpia no existe, cada país tiene sus historias y sus problemas que corregir, en ocasiones cosas de las que en España nos quejamos y sin embargo, es lo que tenemos a lo que aspiran esos países.
Esto viene a cuento de que resulta que este fin de semana han cerrado todo el domingo la línea férrea que va de La Haya a Rotterdam. Y justo en el punto equidistante de las dos estaciones principales, Den Haag Centraal y Rotterdam Centraal, está la estación de Delft. Este corte se debe a que están de obras, llevan como dos semanas cortando de 12 de la noche a cinco de la mañana cortándolo también, pero lo del domingo el corte fue enterito. Y ayer había un tren cada hora o así, porque se les alargó el tema. Para que luego digamos que esto es España cañí. Lo habría pensado, si no fuera por la bonita ola de frío que ha hecho que caiga la primera nevada de la temporada (en Holanda no suele nevar, y cuando lo hace, se colapsa, ¿a qué me recordará, con su M30 y su metro inundados?).
Mi hermano se ha traído todo lo malo que podría traer, todos sus trenes (que han coincidido con los míos en su mayoría) se han retrasado. Ha hecho un frío rico, rico. He descubierto que las botas que yo usaba para el agua calan si se anda por la nieve durante dos horas. He roto las botas que usaba para salir, para andar, para ir a la universidad y para todo lo demás.
Pero soy feliz, y tengo un motivo muy grande. Aunque mi hermano no me haya traído más que unos sobrecitos de colacao que más que otra cosa son para quitar el mono, el viernes, buscando las casas barco de Delft para enseñárselas, descubrí algo que no sabía que existía (me parece muy fuerte que nadie me lo haya dicho antes): ¡una tienda de productos españoles! E italianos, pero eso no me hace tanta ilusión. Resulta que una amiga también la descubrió el viernes, y ahora somos las dos personas más felices de este pueblo. He desayunado colacao. Pero mucho colacao. Un colacao negro como el culo de un burro. Y hoy para comer tengo cocido madrileño, que aunque sea de lata, es de Lit.... y me va a sentar de bien... Probablemente no sea muy bueno, pero la morriña de comerme unos garbanzos se me va a quitar, en Holanda solo los venden en tiendas de veganos o en tiendas gourmet. Y no. Garbanzos con chorizo. El chorizo es un elemento imprescindible para hacer garbanzos que ya sé dónde comprarlo.
A pesar de todo esto, no me iba a quedar en mi casa comiendo garbanzos (se me hace la boca agua de pensarlo), y ayer estuve en Gouda y en Utrecht, y hay que ir. Son dos sitios preciosos, aunque mi ciudad favorita de Holanda sea Leiden, ¡ayer hizo frío pero hacía sol! Todos sabemos que las cosas son más bonitas si son gratis o si hace buen tiempo, en su defecto.

martes, 18 de noviembre de 2008

Noviembre en Holanda

Bueno, no voy a volver sobre lo que hacen los holandeses y lo que no. Pero la verdad es que me sorprende que tengan esa vida con el clima que, más que tener, sufren. Hay días, y más este mes de noviembre que a mí siempre me da depresivo por algunas razones que no vienen a cuento, otras porque Madrid es precioso en este mes y lo echo de menos, y otras porque están tan lejanas y tan dentro de mi subconsciente que ya ni me acuerdo de ellas, que yo me quedaría en casa durmiendo o viendo comedias románticas de cuando el amor existe y es puro y te hace llorar de lo bonito y entrañable que es. O peor, películas de Disney, que reconozco que lloro con ellas y lo digo con la cabeza bien alta, que además sacan de mí la niña que llevo dentro y que no quiero perder y que dejé de ser definitivamente por todas las razones que hacen de noviembre un mes triste.
Y mientras yo estoy en casa en mi habitación con tendencias depresivas, mis compañeros de piso salen de fiesta, y lo que es más, se ríen a carcajadas como solo la gente del sur de Europa sabe hacer. Me fascina que el tiempo horrible no les deje en casa, porque yo en noviembre salgo un poco por obligación moral (soy joven, no voy a volver a tener 23 años, tengo que salir ahora que no tengo responsabilidades, me voy a pasar el resto de la semana diciéndome que tengo ganas de salir y arrepintiéndome de no haberlo hecho en el momento para hacerlo).
He de decir que si ahora, en este mes, no salgo más, es porque tengo que estudiar como una campeona. Pero la verdad es que me lo sigo pasando bien.
Es lo que tiene el Erasmus, fines de semana completitos con planes de todos los colores: salir con la gente que sabe a donde ir y pasarlo genial, y a los dos días perderte por una ciudad porque no te dejan entrar en ningún sitio por ser extranjera, andar sin parar hasta encontrar un sitio que parece el salón de la casa de mi abuela con música de los Strokes. Volver a casa a las 6 olvidándote de todo lo que debes hacer y de que es noviembre. Y salir a tomar una cerveza de relax mientras hablas de cosas personales con los amigos que sientes que ya son parte de tu vida para siempre aunque no estés segura de que el contacto vaya a serlo, siendo realistas (sigue siendo noviembre).

sábado, 15 de noviembre de 2008

Holandeses, esa gente de bien

Como si me acabara de dar cuenta, mi blog también lo pueden leer los holandeses, y teniendo en cuenta que es bastante fácil de encontrar en Internet si uno se quiere venir de Erasmus a Holanda, voy a hablar bien de esta gente. Un amigo me dijo que soy muy crítica con ellos, pero es que las cosas malas son las divertidas. También tienen cosas buenas, y de eso va este post.
Los holandeses son gente que lejos de lo que se espera de ellos, se parecen a veces bastante a los españoles. Les gusta beber y salir de fiesta, y por eso aquí los bares de copas, o sucedáneos, cierran sobre las 4. Esto es algo de lo que debe aprender Madrid y su querido alcalde (que no es el mío, y por eso me puedo quejar), todos sabemos que la noche madrileña era de las mejores de Europa y con esto de que ahora cierra todo a las tres se la está cargando.
Los holandeses, para lo bueno y para lo malo, son muy independientes. Pero en un sentido mucho mejor que el que pueden tener otras personas. Con 18 años empiezan la universidad y el 80% de ellos se va de casa. Y aquí estoy yo, menos mal que estoy de Erasmus, pero estoy expectante por que se me acabe y volver a casa con mami con 24 castañas como 24 casas de grandes. Y entonces se las tienen que apañar ellos solitos. Esto hace de ellos personas que cocinan, cuelgan cuadros, descongelan neveras, arreglan bicis y, aunque mi casa no lo parezca, limpian y lo dejan todo como los chorros del oro. Y yo doy gracias por saber planchar, coser y limpiar. En serio, son todos los que yo conozco perfectos maridos/mujeres. Es una cosa que me alucina, en España me gustaría saber cuantas chicas de las que yo conozco sabe cambiar la rueda de atrás de una bici y colocarle los radios que se le han roto, apuesto a que una parte de ellas ni siquiera sabe qué hacer cuando se sale la cadena. Y, bueno, sé que mis amigos cocinan, y por cierto, muy bien, pero no les veo cosiendo ni zurciendo. Pero son amigos de sus amigos, y no están despegados de sus padres, la mayor parte de los holandeses que conozco, los de mi casa por ejemplo, van casi todos los fines de semana a casa a verlos.
Otra cosa de los holandeses que está bien, es como decía mi amiga de Múnich, que para ellos andar en bici una hora al día no es deporte, y por eso se van al gimnasio. Yo no me siento especialmente bolita como ella, porque para mí lo que ando en bici aquí tampoco es deporte, y por eso voy al gimnasio o salgo a correr. En menos de un kilómetro a la redonda de mi casa hay por lo menos tres gimnasios. También esto es importante para el hecho de que no estén gordos (y que comen la mitad de comida que yo en cantidad, que no en calorías).
Algo que me asombra es que casi todos los holandeses de una edad parecida a la mía están bastante abiertos de mente, porque han viajado bastante, claro que nosotros para ir a la playa y asegurarnos de que haga bueno no tenemos que cambiarnos de país; ellos van a un pueblo llamado Loretdemay en la provincia de Gerona. 10 puntos a quien haya estado en este sitio, porque me costó averiguar cuál era. También viajan a otros sitios de interés cultural donde la comunidad holandesa turística es menor y las playas y el alcohol barato no existen.
Un amigo me dijo que los holandeses son muy leales, y que cuando tienes un amigo holandés lo tienes para toda la vida, no como en Españal, que hoy tu mejor amigo es tu compañero de clase, y el año que viene hace otra especialidad en la escuela y si te he visto no me acuerdo. La verdad es que les pasa un poco como a los alemanes, son muy hospitalarios y amables, aunque no te digan nada cuando te pisan sin querer, o cuando te tiran medio café hirviendo en la mano. Yo creo que lo que más me llama la atención de los holandeses es que son muy altos, y por lo general muy guapos. Al principio pensaba que era un poco la novedad, pero no, es que son muy guapos y no hay nada más que hablar.
Lo que más me gusta de ellos es que tienen todo lo que tienen los belgas, es decir: cerveza y chocolate, los dos mayores placeres culinarios del mundo después de las lentejas con chorizo de mi mami. Pero los holandeses son en general mucho más simpáticos y hablan bien inglés. Además la vida aquí es más barata que en España, menos salir, pero eso, aunque me cueste reconocerlo, es prescindible.
Podría escribir bastante sobre las cosas que podríamos aprender los españoles de los holandeses, pero ninguno de los dos somos perfectos.

martes, 11 de noviembre de 2008

Y de vuelta a la realidad erasmus

Y sí que volví a la rutina, sí. Fiestas, días sin hacer nada en absoluto, vagueza, acordarme de los padres de mis compañeros de piso porque se levantan para ir a clase a las 9 y hacen ruido, resaca y noches de pelis y de series.
Además que el fin de semana pasado se me acumularon las fiestas, y no me hace mucha gracia, porque es bastante horrible que tengas que elegir una cosa que hacer cuando otros días me quedo en casa por falta de planes. Y porque todas las fiestas que proponen, y todos los planes, son a cada uno más atrayentes.
Y claro, te lo pasas tan bien que al día siguiente te quedas destrozado y no te queda más remedio que no salir y quedarte en casa durmiendo la resaca. Y me lo paso bien, la gente no vuelve a casa en Holanda a las 8 de la mañana con el sol en la cara, y yo sí.
Básicamente esto ha sido mi fin de semana.
Pero lo de las fiestas se va a acabar. Las fiestas en Delft, digo. El otro día estuve con los erasmus de mi escuela del año pasado, y empezaban a contar cuando salían por Amsterdam, Rotterdam y La Haya, y cuando se iban de viaje. Y yo no he salido por La Haya, y no conozco Rotterdam de día, y llevo un mes y medio en Holanda sin casi salir de Delft. Menos mal que cuando vino Jorge estuvimos haciendo bastante turismo, aunque de tanto andar después me dolía mucho el pie y nos tuvimos que quedar en Delft, de nuevo.
Hay días que son absolutamente geniales para hacer turismo, y sin embargo yo tengo cosas que hacer, o estoy de resaca, como el sábado.
Pero este periodo, a parte de hacer el propósito de viajar y de salir por sitios mejores que fiestas universitarias como las de las películas, he empezado a hacer el proyecto. Ayer me dijo el tutor que un ECTS son 28 horas de trabajo, y yo tengo 40. Así que no sé hasta que día me voy a quedar aquí, pero me temo que todo el veranito me lo voy a pasar en Holanda como una campeona. La verdad es que en esta universidad a los erasmus también nos hacen trabajar, porque somos tantos que ya no pueden bajar el nivel más, y menos cuando se dan cuenta de que, para bien o para mal, a pesar de la cantidad de españoles e italianos que hay, mi inglés es bastante mejor que la media italoespañola (lo siento si a alguien le sienta mal, pero es así).

miércoles, 5 de noviembre de 2008

De vuelta a la rutina

Pues se supone que yo debería estar en clase, pero como no la he encontrado, y además el profesor no ha hecho descanso, no he podido ir.
Las clases empezaron de nuevo el lunes, pero hasta ayer no tuve, y como era la presentación y estaba un poco triste no fui. La verdad es que soy un poco gañana, y despues de haber estado el periodo anterior sin hacer nada útil con mi vida, sigo haciendo lo mismo: vaguear. Pero mañana empiezo ya a liarme con lo del proyecto, con la bibliografía que me tengo que estudiar como una campeona antes de hacer ensayos durante 450 horas (si aquí el proyecto me vale 40 ECTS, allí en Madrid me valdrá unos 45). Y hoy tengo clase todo el día, y el viernes también, y los martes también, y luego el gimnasio...
El mes de noviembre a mí por lo general me deprime bastante, y aquí va a ser aun peor anocheciendo a las 5, así que por eso necesito realmente mucha actividad. Y espero que visitas; a parte de buscarme un billete a Múnich, lo cual ya me esta quitando mucho tiempo, se supone que viene mi hermano con sus amigos a verme. Pero tampoco lo tengo muy claro.
Como hechos destacables de este fin de exámenes, a parte de haber recibido mi primera visita Erasmus, cabe decir que por fin conozco La Haya. Que estoy a 10 km y todavía no lo había visto.
Es bonito pero soso, me mata que no haya gente por la calle y por eso me encanta Madrid, y Amsterdam es lo más parecido que he visto por aquí y es la ciudad que más me gusta. Mucha casa majestuosa y calle vacías como en Abre los.... es lo único que hay en La Haya.
Para ser sincera, no estoy viajando demasiado ni estoy saliendo mucho. En Delft se está bien, es un sitio pequeño pero acogedor, y casi todos los fines de semana hay fiestas a las que merece la pena ir. Por otro lado, Rotterdam tiene salas muy chulas para salir y es suficiente para mí, que no soy de macrodiscoteca con la gente puesta hasta las cejas. Probablemente esto no es lo que pegue con la vida de los Erasmus en Madrid, que es lo que yo por un lado pensaba que iba a tener. En fin, estoy en Holanda y no me puedo quejar, nunca pensé que los bares cerraran a las 2 entre semana en este país, teniendo en cuenta que la gente no es de estar mucho en la calle. Pero aunque sea un país de gente rancia, y de estar pronto en casa, en Delft hay casi tantos bares como en una ciudad cualquiera en España, y tengo la suerte de vivir en una ciudad universitaria, que aunque llena de ingenieros, sigue estando viva.
Perdón por las faltas de ortografía que haya podido tener en este post, a mí también me duele verlas, pero estoy en la universidad con un teclado sin acentos y sin eñe, y las he tenido que copiar una por una.

martes, 28 de octubre de 2008

Se acabó! (primera parte)

Ya sé lo que pensaría mi hermano si leyera esto:"¿Qué c..o haces en casa ahora si eres erasmus?". Pues limpiar, pequeñín.
Por cierto, me encanta mi autocensura, pero es que como en inglés las palabrotas no tienen fuerza, y en holandés usan las inglesas, me estoy acostumbrando a no usarlas.
Acabo de terminar los exámenes y todas las cosas que estaba obligada a hacer por fuerzas externas a mí, porque yo elijo limpiar, nadie me obliga y nadie obligó a limpiar a la gente que vivió antes en mi cuarto, así que me ahorro comentar el estado inicial de mi habitación con sus capas de restos prehistóricos. Mi cuarto tiene moqueta, como creo que comenté en alguna ocasión, y me disgusta bastante no poder limpiar a fondo, porque es para frotar con lejía. Pensé en quitarla, pero el linóleo de debajo tiene un color que tampoco me da mucha confianza.
Bueno, el caso es que después de exámenes siempre toca hacer limpieza, pero aunque haya cuatro periódos de exámenes en la universidad, eso de limpiar en mi casa no saben lo que es.
En Delft los semestres se dividen en dos periodos. Podían no dividirse en absoluto porque en realidad lo que se hace en el segundo periodo no tienen nada que ver con lo que se hace el primero. Yo este periodo he tenido dos asignaturas con sus dos exámenes, y otra asignatura que dura dos periodos. Es como en las universidades donde tienen anuales, que el primer trozo si tienes examen es lo mismo, porque si no apruebas en junio, en septiembre tienes la puerta abierta para volver a la facultad a acordarte de la mamá del profesor.
Al principio me daba un poco de apuro tener tan pocas clases, porque una asignatura es una clase a la semana, dos como mucho, pero es lo normal. El resto del tiempo lo utilizas en estudiar y hacer tareas.
Los exámenes aquí me tienen un poco decepcionada para ser sincera. Y las clases también. En clase no somos mil y la madre, somos unos 15 ó 20, pero la gente no habla ni comenta y ni siquiera le hace la pelota al profesor, menos un tío que es venezolano y que mis amigos han estado criticando por pesado todo el rato. Y el tipo resulta que habla su idioma. El colega venezolano es un pelma de mucho cuidado, pero los demás nada. Las asignaturas que yo he tenido eran de chapar como una campeona para los estándares de esta gente, para mí, pues como que ya no es tanto, estoy bastante curtida. Pero estoy un poco decepcionada porque no esperaba tener que estudiar de memoria como en Madrid, y sí, es lo que he estado haciendo estas dos últimas semanas, memorizar.
Aquí en los exámenes todo el mundo tiene diccionario menos yo que me lo dejé en casa por volar con Rya...., te dejan ir al baño, y el profesor mientras tanto hace sudokus y come regaliz. No me he puesto a mirar porque no soy tan cotilla y me da un poco igual lo que haga la gente, mis compañeros de Madrid copian como quieren pero al profesor lo tienes encima las 24 horas del día. Si estuvieran aquí estudiando para ellos sería el paraíso. Y sin embargo aquí la gente es muy honrada y nadie copia, me ha llamado un montón la atención. También hay que tener en cuenta que si no copian es porque saben que lo que te cuentan en clase es lo que te preguntan en los exámenes, no hay cabida a las pajas mentales de Madrid de condensadores con muelles dentro ni nada que no sea útil, porque los profesores saben de lo que hablan y para qué sirven las cosas que dicen, y son eminencias en el país, pero de verdad, no como el señor Pingü... y su amigo el Bomb....
Lo importante es que no me han salido mal los exámenes, estoy bastante contenta, porque después de mis fracasos en la escuela estaba un poco desencantada de la vida. Si apruebo estos dos exámenes, estoy a 5 asignaturas de acabar la carrera, lo que me hace tremendamente feliz.

domingo, 26 de octubre de 2008

Telebasura

Como soy un poco despistadilla, me he levantado pensando que eran las nueve y media, y eran las ocho y media (tengo exámenes y bastante que estudiar). Y entonces he encendido la tele, y he visto por primera vez una cosa que solo pensaba que echaban en España.
En el canal público holandés los domingos por la mañana ponen la misa de ocho.
¿A qué jugamos? ¿Éste no es un país laico y libre? ¿Y España?

sábado, 25 de octubre de 2008

¡Y no están gordos!

El otro día cuando contaba la historia del supermercado, me di cuenta de que no había hablado de la comida de los holandeses. Por supuesto, la manera de aprender realmente una cultura es convivir con ella (y después, ir al súper). Yo he tenido la suerte de caer en una casa de holandeses, aunque ahora vivimos aquí un libanés, un afgano, un belga, una alemana, cinco holandeses de los cuales uno es hijo de indonesia, y debe morir por razones que no tengo ganas de contar, y yo. Así que en realidad tampoco son muchos holandeses. Lo que pasa es que entre los holandeses y los alemanes cuesta hacer diferencia, el belga es flamenco (y no creo que sepa que eso es otra cosa en el resto del mundo), y el afgano y el libanés llevan tanto tiempo aquí que tienen nacionalidad holandesa.
Está claro que en una casa de 10 personas, la limpieza y el orden no existen. Y que jamás llegas a conocerlos a todos y que ni entre ellos se conocen en realidad. Pero me permite observar lo que come cada uno y morirme un poco de asco cada vez que los veo.
En este país la verdad es que se come bastante mal, la mantequilla es el producto nacional por excelencia después de los tulipanes; aunque me sorprende mucho de que en mi casa cocinen con aceite de oliva, y luego les da asco cuando yo se lo echo al pan tostado por las mañanas.
Voy a contar una dieta típica de un holandés: por la mañana se comen un bocadillo de pan de centeno, que es trendy, fashionable y blablabla (hablemos con propiedad) en España entre la gente pija, pero que está malo, no, peor; y un café o un té o un nesqu.. (con agua). Por el medio día a las 12 ó así se comen otro sandwich con un vaso de leche. A las 6 cenan y toman la comida principal. A mis compañeros de piso les dan las 8 sin cenar, pero no es lo normal. Y en la comida principal siempre hay: carne o pescado, ensalada o arroz o pasta y postre de naturaleza insana y mantequillosa.
Y bueno, con tanto pan de centeno, yo me preguntaba al principio, ¿qué meterán ahí? Pues por las mañanas he visto tres cosas asquerosas, siempre con una base mantequillosa. La primera, virutas de chocolate de los pasteles. Aquí las hay de chocolate blanco, negro, con leche, de vainilla, de anís, de frutas tropicales, de frutas del bosque, de cítricos... Me niego a probar un bocadillo de pan de centeno con mantequilla y virutas de chocolate con sabor a bolitas de anís. La segunda cosa que he visto ha sido queso brie y pepino. Esto es lo menos asqueroso, pero hay que recordar que brie y mantequilla, no. Y por último, atención, y espero que el que lea esto no acabe de comer: plátano cortado a lo largo, que de por sí y por algún motivo desconocido me da grima, y más queso brie, y pepino. La verdad es que creo recordar que tenía algo más, pero mi cerebro ha decidido borrar la información. Vamos a ver: ¿bocadillo de plátano? Quise vomitar.
Para comer he visto también cosas bastante grimosillas: crema de cacahuete en lecho de mantequilla, y bocadillo de croquetas. Si no lo veo no lo creo. Todo esto, yo me sé de uno que lo desestructura y lo vende por 120 € los tres gramos esparcidos en un plato de 50cm de diámetro. Y como mi hermano lea esto, la próxima vez que se quede solo en casa lo hace...(jaja, pequeño, ¿te acuerdas del puré de croquetas? Qué asco te daba)
Las croquetas es uno de los platos tradicionales de este país. Es muy fuerte decirlo pero es así. Probablemente deriven de las españolas. Pero las de aquí son la cosa más asquerosa que he probado nunca. Comerse una es una prueba de fuego. Yo comí una y la vomité, y un compañero mío de clase se comió otra, y también. Así que son las croquetas, no mi metabolismo débil. La comida, por algún motivo que no conozco, porque se supone que la carne es excelente en Holanda, tiene muchísimas especias y da bastante ardor al principio, sobre todo si el 90% de la comida que ingieres a lo largo del día la tomas como 2 ó 3 horas antes de ir a dormir. En mi casa hay un armario con todas las especias que se pueden imaginar, y la albahaca, el perejil y la menta, entre otras, las venden con su maceta y todo.
¡Para que después se diga que no comen cosas frescas! Que no, no comen cosas frescas más que queso Gouda.
Y sobre todo, a pesar de que comen tan mal, no hay casi gordos por la calle, y tampoco puede ser de montar en bici... Comen poca cantidad y se asombran de que los españoles no seamos bolas. A lo mejor es porque el pan de trigo no engorda tanto, y la mantequilla no existe en nuestra dieta, y de postre comemos fruta y no una cosa que se llama vla y que es como natillas, pero con mantequilla.
Algo bueno tienen que tener, pensaba yo al principio cuando veía esto. Los stroopwafels. Unas galletas con caramelo por dentro que 8 galletas de 8cm de diámetro pesan 250 g. Y tienen alrededor de 3 mm de espesor. Son absolutamente deliciosas, pero un paquete me dura dos semanas. Y aquí la verdad es que tienen bastantes dulces que son la tentación de cualquier persona glotona como yo. Pero tengo tanto miedo a engordar como todas las erasmus del mundo, que ni compro stroopwafels si sé que no voy a ir al gimnasio inmediatamente después. Pero estoy contenta porque una compañera de piso me ha dicho que soy la primera erasmus que conoce que no engorda.
Aunque al final, creo que hasta yo, con los dulces, voy a ser de mantequilla.

jueves, 23 de octubre de 2008

El supermercado

Este país nunca dejará de sorprenderme. Parece una frase hecha, pero es que realmente es así.
Es extraño que el día dure tan pocas horas a estas alturas del año, menos mal que no estoy en Suecia, que si no me da algo. Es raro que la gente no se ponga mala con la bici para arriba y para abajo todo el rato sudando y luego haga un frío bien majo y llueva cada vez que sales a la calle. Y ellos van con su traje y ellas con sus tacones. Aunque claro, con el esfuerzo que conlleva hablar el idioma, con sus jotas cada palabra y media, la garganta la tienen entrenada.
Es aún más raro que a estas alturas de año, aunque haga un frío que te quieres quedar en casa en la camita todo el día, no llueva... Sí, mientras España está en alerta roja, o naranja, o lo que sea, por el frío y la lluvia y la nieve, en Holanda luce el sol.
Y ahora viene lo que a mí me ha llamado la atención hoy: el súper. Yo aquí hago la compra en un súper que está relativamente debajo de casa, y que es el equivalente en calidad/precio al Merc..... en España. Los supermercados en la Europa de calcetines blancos con sandalias, la que está del paralelo 45º para arriba, son una cosa especial. Y esto lo digo en referencia a la experiencia de un amigo en Francia con la caja de las embarazadas.
Creo definitivamente que yendo al supermercado aprendes cosas del país de turno que no aprenderías si comieras todos los días en el MacD...... Yo en Hungría aprendí que se puede poner en la misma estantería la comida de perro y el jamón, porque no nos engañemos, aquella butifarra era comida de perros y por eso estaba tan mala.
En el súper holandés compruebas que, para empezar, la leche pasteurizada no es una normativa europea, porque aquí no lo está, y por eso es tan barata. Aprendes que la cerveza es un mundo de color y de olor y de fantasía de la que hay tantos tipos como minutos tiene el día. Valoras la carne que se compra en España (me ahorré sacarle una foto a lo que vi cuando saqué el primer filete de la bandeja), y las naranjas y demás variedades de frutas y verduras. Comprendes que las virutas de chocolate sirven para algo más que para hacer tartas, y que el flan es una cosa internacional, como las croquetas asesinas, de las que me ahorraré los comentarios. Pero..., no. Estoy pensando que voy a escribir otro post sobre la comida holandesa que va a servir de inspiración a Fer... Adr...
Creo que en Holanda se puede trabajar a partir de los 16 años, pero la gente del súper, los chonis, para qué vamos a llamarlos de otra manera, parece que tienen 12. Y ahí están reponiendo la mercancía sin enterarse de nada de lo que hacen. El otro día pedí napkins, expliqué que era para limpiarte, que no lavarte, después de comer y el chaval me llevó al pasillo de los cepillos de dientes. Y no entiendo qué hacen las especias al lado de la comida del perro. Y lo más grande: no entiendo qué hacen las tortitas de anís al lado de los productos adelgazantes de soja. Esto ha sido un momento muy grande mientras buscaba la sacarina. He encontrado lo siguiente:


Todos los españoles sabemos qué marca son las tortitas susodichas. Las he tenido que comprar (junto a la sacarina) porque me ha dado morriña. Y ahora también quiero croquetas españolas.

martes, 21 de octubre de 2008

¿Qué clase de material es esta basura?

Muy fuerte lo que me ha pasado hoy. Esto es un claro ejemplo de fallo del material, aunque todavía no sé de qué manera, pero el latón no es suficientemente resistente como para hacer llaves (nota mental). Me he ido a la universidad y al llegar me he tenido que volver porque no he podido atar la bici, y no es plan de andar cuatro kilómetros de vuelta a mi casa mientras todo el agua que puede caer del cielo cae sobre mi cabeza...
Esto es lo que le ha pasado a la llave del candado de la bici.

Yo, particularmente, me he dado la vuelta a casa y me he quedado sin palabras.
(Sí, permito que me digáis que soy una friqui)

lunes, 20 de octubre de 2008

Frenada

Tenía que pasar, y pasó. Ayer mi cuerpo dijo: "Basta, Laurita, echa el freno". Así por primera vez desde que llegué a Holanda después de exámenes (volveré, volveré a Madrid y a mi escuela, a ver a mis amigos... y matar a los que no lo son tanto) ayer me quedé en casa todo el día. Descansando, que era lo que me hacía falta, y ahora ya estoy mucho mejor, concienciada para estudiar Corrosion and Protection agaisnt Corrosion como una campeona. Que tengo examen el jueves y no puede ser. Y el sábado estuve en una fiesta impresionante, hecha por y para Erasmus, en la que la gente autóctona brillaba por su ausencia.
Porque sí, estamos de Erasmus, pero siguen existiendo los exámenes y la gente que no es Erasmus, en esta universidad tiene que estudiar de lo lindo. Aquí también tienen el problema del fracaso escolar de la UPM, la mitad de la gente se va el primer año, y sacarse la carrera en ocho años está a la orden del día.
El caso es que entre lo mala que estuve ayer de cansancio acumulado, comida mala y bebida peor; y los exámenes que sí tengo y que tengo que estudiar, se me acabó la vida Erasmus hasta que venga Jorge (creo).

viernes, 17 de octubre de 2008

Rugby y holandeses

A todos los que pensaban que las fiestas de rugby eran las mejores, que se lo montaban como nadie, se emborrachaban como cubas y estaban más salidos que el pico de una mesa, siento decirles que no han estado en una fiesta del equipo de rugby de verdad jamás. Los amigos de aquí tienen un barco para hacer fiestas. Solo para hacer fiestas. Y que nadie me diga, como me dijo Jorge ayer (primer nombre propio que meto aquí aparte del mío propio...): "Claro, estás en Holanda, hay canales y muchos barcos porque pueden pasear por su medio". En Madrid hay muchos autobuses, y yo conozco a mucha gente que juega al rugby, y nunca he visto una fiesta de un equipo de rugby en un autobús con una barra dentro.
Pero no solo es esa la diferencia. Yo en realidad estuve en una fiesta de la fraternidad de los surferos, que alquilan el barco a los de rugby todos los miércoles, y aunque el barco en cuestión huele a casa de viejo, estaba genial. Eso sí, hay algo que nunca cambia: los tíos salidos. Creo que es la primera vez desde que llegué a Delft que un tío me mira con la intención de ligar conmigo, quitando un tío pesado que se puso a hablarme el sábado hasta que un amigo vino a salvarme. Y no me extraña que estén salidos, porque en la fiesta de los surferos había como cien personas y unas cinco chicas. A ver, esta gente por lo general pasa bastante hambre, quitando los que tienen novia (que si no la tienes, por otro lado, no eres nadie).
Otra cosa bastante curiosa. Me fui a la fiesta ésta con un compañero de piso, que me dijo que si quería ir para no estar todo el rato con españoles. Y me voy a la fiesta de los holandeses en lugar de meterme en el Café De Ruif como todos los miércoles de mi vida erasmus. Me acerco a la barra a pedir una cerveza, y el colega al que le había tocado ser camarero me dice: "Tú, eres española, ¿no?". En perfecto castellano. Un pobre muchacho con madre española que quiere cometer el error de pasar de la 3mE de TU Delft a la ETSII de la UPM, para irse de Erasmus. Yo no he conocido nunca a nadie de aquí de erasmus allí. Después de esto, se me acerca otro chico y me dice que él habla español. Otro holandés hablando perfecto castellano. Y por favor, que esto no tiene desperdicio, me cuenta que su frase favorita en castellano es "la chica gamba". En este momento yo ya me creo cualquier cosa.
El español está de moda y todo el mundo lo estudia y lo quiere aprender. Menos mal que conocí a esta gente, porque justo antes de salir de casa un chico de mi casa me dijo que tenía que aprender holandés y que él pasa de hablar en inglés aunque esté yo delante. Menos mal que los demás le dijeron que es una casa internacional (aunque yo sea la única que no habla holandés) y que se tiene que hablar en inglés aunque a él no le guste.
En estos momentos cada vez que lo pienso me sigue hirviendo la sangre, cada vez que me acuerdo del petardo ése. Espero que vengan los que están de erasmus de mi casa, que hablan español, a ver qué piensa cuando hablen en un idioma que no conoce delante de su cara...

miércoles, 15 de octubre de 2008

Botellón

Para aquellas almas que piensan que la juventud española está echada a perder, sumida en los vapores del alcohol y de las drogas, he de comunicarles que la joventud holandesa también. No es solo que, por supuesto, un par de veces al año se pasen por un coffee shop, si no que además beben cerveza como si fuera agua. Y la que se compra en el supermercado tiene alcohol...
Pero además tienen un problema con el botellón, como en España. ¿Por qué sé esto? Pues por la historia de mi post...
Resulta que el sábado fuimos a Rotterdam. Íbamos buscando un lugar al que ir a tomar unas cervezas, y la verdad es que cerca de la estación, como ya conté en otra ocasión, no es difícil encontrarlo. Pero tenía que venir un chico italiano que había perdido el tren o no me acuerdo que le había pasado. Imagínense ustedes la situación: seis españoles esperando en un parque a las 11 de la noche en una ciudad industrial donde las copas no bajan de 10 euros, teniendo en cuenta que una copa con 30ml de whisky o similar cuesta 5.50€. Y mientras, al lado, un turco vendiendo cerveza y vino peleón del que pide a gritos una botella de cocacola. Obviamente, estaban todas las cartas echadas, y la opción del botellón ganó la partida.
Nos fuimos mis amigos españoles y yo al turco/paquistaní/indio/chino y compramos alcohol (de quemar, mami, para hacer una fondue). Y acto seguido nos fuimos al parque.
Con tan buena fortuna que según abrimos las botellas vino la poli secreta. ¿De verdad es tan peligroso tomarse un botellín de cerveza en un banco sentada? Pues parece que atenta contra la salud pública y nacional. La poli secreta, ni más ni menos. Por un momento me vi pasando la noche en el calabozo porque pensaba ponerme terca para no pagar la multa, pero al final solo nos tiraron la bebida al canal.
Pobres patos...
Nos pidieron el DNI para ver si éramos europeos y ya está, pero resulta que en ese parque la gente hacía botellón y lo dejaban cual Parque del Oeste madrileño, con sus tra...tis y todo.
Para que luego digan de España y se quejen, que cualquiera los ve a ellos (a los turistas/erasmus holandeses) con la lata de cerveza marca DIA a 30 céntimos.
Por cierto, esto de limitar mi grupo de españoles a menos de 10 personas me hace ilusión... Teniendo en cuenta que en Delft somos la minoría mayoritaria (como en Estados Unidos, el 30%).

viernes, 10 de octubre de 2008

Frenos al sol

Hoy mi mundo ha cambiado...
Le he puesto frenos a mi bici para no tener un disgusto un día de estos. Ayer me di cuenta de que realmente son necesarios, sobre todo si a parte de la bici vas hablando por teléfono, sujetando el paraguas con la otra mano, el suelo está mojado, en el otro oído llevas un auricular para escuchar música, es de noche, has bebido y llevas tacones. Obviamente, y no es porque lo lea mi madre y se me lleve un disgusto, yo no soy capaz de hacer tantas cosas a la vez, pero hablar por el móvil con tacones y habiendo tomado un par de cervezas por la noche es el pan de cada día de las chicas del lugar. Lo raro de que ahora tenga frenos es que todavía me caigo de la falta de costumbre. Me encantaría tener una bici de las que accionan los frenos girando hacia atrás los pedales, cuyo mecanismo me encantaría conocer, pero me conformo con que la mía frene a la manera tradicional. Otro gran arreglo de mi bici es la rueda de delante. El señor que me ha solucionado mi problemilla logístico ha mirado la rueda que tenía antes y su cara ha sido un poema. Pero ahora ya podré andar en bici con toda tranquilidad.
Mi mayor miedo era la bici con la lluvia bajando por un puente que hay cerca de mi casa, que cuando se acaba la bajada tiene un semáforo que siempre se pone rojo, y que para parar, tenía que frenar desde el principio con todas mis fuerzas, porque las pastillas que tenía antes no funcionaban. De cualquier manera, no es que no le tenga miedo últimamente porque tenga frenos, es que lleva sin llover desde mi maravillosa compra de chubasquero-capitánpescanova-barrendera.
Hoy ha hecho un sol espectacular, y he comido en la calle como en Madrid, pero en Delft no hay piscina (¡La Politécnica de Madrid gana en algo!) y la echo un poco de menos. Y de camino al taller de bicicletas, me he encontrado...¡Justo la foto de mi blog! Ya sé donde está el monumento en cuestión, y lo he visto con el mismo cielo azul de la foto. Es ese cielo que cada día veo menos porque a la una de la tarde proyecto una sombra como una vez y media más larga que yo.
Y a pesar de todo, el sol calienta lo suficiente como para comer fuera de casa y hacer barbacoas y fiestas, como la que hay en este momento sobre mi cabeza y de la que me llega el sonido por las tuberías que atraviesan mi cuarto y no me dejan dormir.

lunes, 6 de octubre de 2008

La lluvia

He aquí la principal característica y el mayor reclamo turístico del país. ¿Quién ha escuchado alguna vez hablar de ese país llano, con tulipanes, molinos y marihuana? Yo, no. Yo solo he oído de Holanda que llueve y nunca para de llover. El jueves estuve en Leiden, y toda la noche lloviendo, el viernes salí de casa y justo se puso a llover, el sábado, ¡sorpresa! En Delft no llovía, pero yo me fui a Rotterdam a un sitio al que el que venga a verme le llevaré, y justo cuando el tren se acercaba a mi estación, se puso a llover. Y a la vuelta a Delft, llovía. Ayer me pillé la mojadura de mi vida para cinco minutos que salí a por el periódico (bueno, en realidad me hice 8 kilómetros en bici como quien no quiere la cosa), y no paró en todo el día.
Con este panorama, ya me decido después de un mes con el culo mojado, porque sigo sin entender como en este país el medio de transporte es la bici, a comprarme un pantalón de lluvia.
Y cuando salgo de la tienda, me encuentro un sol que casi lloro de la emoción.
Si el precio que tengo que pagar para que este año sea el más seco en Holanda es comprarme un chubasquero de cuerpo entero (habrá fotos vestida de basurera, por descontado), lo pago encantada.

sábado, 4 de octubre de 2008

Fiestas chonis

El jueves y el viernes celebraban en Leiden, que está como a 20 kilómetros de Delft, que Holanda se independizó de España. Y la fiesta es impresionante. La verdad, lo que más me impresionó fue ver cómo llovía toda la noche...
Genial, Leiden es bonito a aburrir. La fiesta, alucinante, unas atracciones de feria que si no tenían 50 metros de alto no tenían ninguno, y carpas por toda la ciudad. Y esto es lo que me alucinó de verdad. Unas fiestas de pueblo (que es lo que eran en realidad) con conciertos cada 25 metros, carpas cada 50 con música y chiringuitos para tomar cerveza y vino. El vino me mata: 3,5€ por un vaso de plástico con un líquido que ni siquiera creo que se pueda beber con cocacola, y la gente con unos aires de sofisticación por beberlo impresionantes. Era gracioso.
Pero lo mejor era la música: electrónica con dj's pinchando en el momento con vinilos, nada de pachangueo, reggeton ni nada de eso.
Aunque claro, siguen siendo unas fiestas de pueblo, con sus chonis calcados a los de Madrid. Se parecía a San Isidro, pero la principal diferencia es que aquí los piercings son caros, y no los llevan blancos (de momento). Dieciséis años y mucho alcohol en el cuerpo. Y hasta una pelea tuve la oportunidad de observar. Si me dicen que estoy en mi querida Villalba, me lo creo si no fuera por el tiempo.
Todo el día lloviendo, con un frío que no se lo creen ni los holandeses. 4 de octubre, y yo llevo guantes y bufanda. No sé que va a ser de mí en Enero.
Y mientras yo me planteaba estas cuestiones existenciales, un compañero de piso se reía de mí por tomar cerveza con guantes.

En el gimnasio...

Como una chica que es amiga de un conocido se vino aquí y engordó no sé cuantos kilos, me he apuntado a un gimnasio, el gimnasio de la universidad. De nuevo, cualquier comparación es odiosa para el que sale mal parado. Y la UPM... No lo voy a comentar.
El gimnasio de TU Delft es impresionante. Tienen más aulas para clases de las que yo he visto en gimnasios de 100€ al mes, y aquí he pagado 89 por todo el año. Eso sí, los vestuarios son un poco pequeños y no hay sauna ni equivalente.
Y con estas instalaciones me voy yo a clase de step. Momento crisis en mi vida. Yo veo cosas escritas y empiezo a entender palabras sueltas de holandés, pero como soy incapaz de reproducir esos sonidos, no identifico la palabra izquierda ni la derecha. He hecho un avance y entiendo los números. Pero claro, no es suficiente para interpretar a una tía enorme gritando "paso arriba, rodilla abajo, gira el culo, vuelta para la derecha y triple tirabuzón hacia atrás". Y, considerando mi enorme torpeza, la monitora al final vino a decirme que parecía un pato mareado. No me avergüenzo de decirlo porque, total, me lo dijo en holandés y la clase entera fue en holandés.
Eso sí, que a pesar de que fuera en holandés, tengo unas agujetas en todo el cuerpo que cuando llegue a mi casa, me senté a quitarme las zapatillas y casi no me pude levantar.
¿Alguien ha tenido alguna vez agujetas en el esternocleidomastoideo? Yo sí, y lo he pasado mal.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Leyendo El País

Me intento adaptar a la vida holandesa, pero el orgullo patrio me llama de vez en cuando...
El sábado estuve en Amsterdam por primera vez. Se puede pensar que es para matarme, pero la verdad es que hacía un día tan bueno, que pasé bastante de meterme en el Rijskmuseum. Iba en manga corta a estas alturas de año...
Impresión primera: Wow!!
Impresión segunda: Que me atropella un tranvía!!
Peligroso es poco, si pensaba que Delft me estresa porque me pueden atropellar los tranvías, las bicis, las motos y los coches, en Amsterdam más y más rápido. Pero lo realmente genial que tiene Amsterdam es que hay gente por la calle todo el rato, que es una de las cosas que más echo de menos de España, después de la tortilla, el jamón y el colacao.
Lo peor de Amsterdam: la cantidad de gente que vino conmigo. Que son todos supermajos, no digo que no, pero un grupo de veinte personas no es útil al no ser que vaya un guía con una flor de peluche guiando, valga la redundancia. Tampoco es muy bonito las mujeres del Barrio Rojo enseñándose a todo el mundo, pero la verdad es que en Madrid también pasa y aquí por lo menos pagan sus impuestos y tienen seguridad social.
Y al final, sí, lo reconozco, no me adapto a los horarios de este país. Después de volver a mi casa a las 5 de Amsterdam porque nos quedamos a tomar unas cervezas, es un poco complicado para mí comer a sus horas. Lo he intentado, pero cenar tanto no va conmigo porque por la mañana quiero morir, y con lo que comen ellos, a las 3 de la tarde ya tengo hambre. Me tengo que adaptar, pero más despacio. Y además, cenando en casa lo que cenan ellos, tengo que cocinar todos los días.
Además, para terminar mi inadaptación, me he comprado El País y estoy más contenta que una niña pequeña.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Pues ya he vuelto a Holanda después de mi visita express a Madrid. Me ha gustado mucho estar por ahí, pero la verdad es que va a ser un bajón cuando suspenda los exámenes. No sé si podré, pero parece que si suspendo, con algunas universidades se pueden hacer los exámenes en febrero desde aquí. Lo que pasa es que como el personal de la Etsii es un poco cerrado de mente, a lo peor no me dejan.
El caso es que en mi casa de Holanda ya estoy bastante mejor. Me he comprado un colchón, cajas para guardar mis cosas, que me he dejado en el coche de un amigo que se ha ido a Munich, mis sábanas y mis cosas de dormir... Ahora esto ya es otra cosa, y se parece a mi casa. Con mi maravillosa alfombra persa ya puedo pisar descalza en un metro y medio cuadrado.
El tiempo empieza a ser horrible. Hace un día precioso y soleado, pero un frío cuando sales a la calle muy majo. Y con la bici, se me quedan las orejas como tempanitos de hielo. A ver si cuando cobre me compro unas orejeras.
Ahora que soy erasmus a lo mejor me voy mañana a Amsterdam, jeje. Que ya hay ganas. Aunque a donde todo el mundo quiere ir es a Leiden, la ciudad de las chicas. No os preocupeis, chicos que tengais intención de venir a verme, yo os llevaré a Leiden para que conozcais chicas altas, rubias y guapas.
Y sí que estoy contenta de ser erasmus, porque he llegado a Delft y me han dado la clave de la conexión a internet. Esto es: internet todo el día sin pedirlo prestado, matriculación en las asignaturas... En fin, un mundo de color se abre ante mis ojos. A veces esto me recuerda a la ETSII en cosillas desastrosas que tiene.
Lo peor es que ahora que tengo tiempo para hacer cosas guays, me voy quedando un poco pelada de dinero. Menos mal que Ikea acepta tarjetas extranjeras. Ah, nota importante. El que venga a visitarme, que traiga dinero en mano y en cantidad, porque no aceptan tarjetas extranjeras en sitios con precios normales. Aunque claro, siempre quedará la opción de que me invite a un sitio caro y de lujo, y me compre un vestido bien hermoso para estar acorde con el ambiente y la situación.
Voy a ver que tal anda mi proyecto de proyecto

domingo, 14 de septiembre de 2008

Ayer no salí propiamente dicho. No me lo creo ni yo, pero a las 2 estaba durmiendo como una niña pequeña. La verdad es que estoy super cansada de hacer tantas cosas y de ver a tanta gente nueva en sitios nuevos.
Así que ayer nos fuimos al cine a la sesión de las 6, así como los niños pequeños. Está genial, yo no pensaba que hubiera cine en Delft, pero lo hay. De hecho es enorme. Me encanta que no doblen las cosas, así puedes ir al cine a ver lo que quieras y no tienes que pagar más por ver algo en versión original. Bueno, cuando quiera ver una peli afgana y la subtitulen en holandés tendré algunos problemillas... Al principio pensaba que no me iba a enterar de nada, porque yo hablar inglés, lo hablo, pero tengo bastantes problemas para entenderlo cuando me hablan a mí, sobre todo si son británicos. Pero aquí, o hablas con los españoles (que hay para aburrir) o hablas en inglés, así que ya entiendo todo lo que me dicen. Y procuraré no hacer más amigos españoles. Además la tele también está casi toda en inglés, menos los anuncios y los concursos y esos programas tontos que inventan los holandeses como Gran Hermano. Los anuncios son horribles, porque la tía que dobla a Eva Longoria en los anuncios de L'Oreal es incapaz de hablar a la vez que la otra mueve los labios. De cualquier manera, las series y las pelis están subtituladas. Creo que es el motivo por el que los holandeses en general hablan tan bien inglés, y los españoles no sabemos hacer la O con un canuto. Pero lo bueno es que puedo tragar tanta tele como en España (aunque a lo peor no es tan bueno...).
Lo que es absolutamente genial es que en mi casa tienen un ordenador al que tú te enchufas por el cable del teléfono y tienen almacenadas todas las pelis, las series y la música que se puede imaginar. También tienen software y más cosas, pero como está en holandés no me atrevo a meterme. El caso es que ya sabéis, si queréis algo en concreto escribidme y miro a ver si os lo puedo pasar vía carpeta compartida del messenger.
En mi casa no es en la única donde existe ese ordenador mágico, en la de otra chica española que vive con holandeses también lo tienen. A lo mejor es la misma red... No estoy segura.
Pero lo realmente genial que tienen en todas las casas de estudiantes en Holanda es... ¡Una nevera exclusivamente para cerveza en el salón! Me encanta...

sábado, 13 de septiembre de 2008

Pues sigo por Delft. La verdad es que me encantaría poder moverme e irme a Amsterdam o algo así, pero no, me tengo que quedar en casa estudiando como una campeona. La verdad es que no sé como me las apaño para sacar tiempo para hacer de todo, pero esta actividad frenética que tengo ya se ha cobrado su primera víctima: mi garganta. Y si me duele la garganta, eso solo puede significar dos cosas, o que he estado en un bar con mucha gente fumando, o que en tres días tengo un resfriado de dos paquetes diarios de kleenex como poco. Y resulta que en Holanda no se puede fumar en los bares...
Ah, esto es una cosa muy importante que tengo que comentar. Sé que algunas personas quieren venir a verme, y me parece genial, porque esto es tan impresionante que realmente tengo unas ganas enormes de que todo el mundo lo vea, conozca la escuela y a mis compañeros de piso, pero no vengáis única y exclusivamente a fumar porros. Resulta que el Gobierno holandés está acabando con este tipo de turismo, ya que ahora no se puede fumar maría en la calle y no se puede fumar tabaco en los locales. Así que el amarillo puede ser tremendo. Avisados quedáis. También quería cerrar el Barrio Rojo de Amsterdam porque es degradante para las mujeres, y parece que no es especialmente apto para el turismo familiar. Pero independientemente de eso, algo que yo no sabía y a todo el mundo le parecerá bien, es que en Delft hay ni más ni menos que 5 coffeeshops, que hacen su agosto con los erasmus españoles.
Otra cosa de Delft y de los erasmus: no me extraña que fumen, desde luego con chicas no van a poder estar, porque no hay. No hay y punto. No es guay estudiar ingeniería en Holanda, así que no hay pijas con tacones en la biblio, pero tampoco hay ningún otro tipo de chica, excepto las feas. En mi escuela hay como 5, y creo que las 5 somos españolas. Increíble de verdad verdadera. Y casi no hay tampoco en Arquitectura, que es donde más hay. Los chicos que se pasen por aquí tendrán visita turística a Leiden donde viven todas las universitarias de Holanda, que estudian Derecho, Filosofía y cosas así, creo, y le llaman La Tierra Prometida. Aún así va a ser difícil conseguir una holandesa, porque todo el mundo tiene pareja en este país, menos los Erasmus. Y los chicos de mi facultad, que por lo que me han contado están un poco enfermos.
Sobre la facultad de Arquitectura, es realmente cruel. Cuando estuve buscando en internet una foto de Delft para poner en el título del blog, solo encontré fotos de la facultad de Arquitectura ardiendo con llamas de metros de alto.
Después de contar más cosillas de lo que me pasa por Holanda, voy a seguir mirando los patitos que hay debajo de mi ventana.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Laura de Erasmus en Delft

Bienvenidos a mi nuevo blog.
Bueno, podía prometer y prometí que me haría un blog sobre mis peripecias en Holanda, y aquí está.
La verdad es que de momento no me siento muy erasmus, si eso consiste en estar todo el día de fiesta y borracha, creo que no me voy a sentir así jamás, porque para empezar aquí lo que es el alcohol de verdad, prohibitivo, y la cerveza, antes te empozas que te emborrachas. ¡Si hasta Pepe se ha aficionado al final de lo suave que es! Y además tienes que ir a todas partes en bici.
Estas son unas de las primeras impresiones que tengo de este gran país, porque yo soy así y me gustan las cañas más que a un tonto un lápiz.

Sobre la casa donde vivo, está bastante guarra, pero yo estoy contenta aquí. Vivo con 9 personas que hablan holandés, aunque en realidad no lo sean, porque hay un chico del Líbano, otro belga y una chica alemana. Y creo que para el segundo cuatrimestre viene otro chico que no sé si es colombiano o qué, pero que por lo visto habla español. Esto es genial, porque así los holandeses sabrán lo que es que hablen delante de tí un idioma lleno de jotas y que tú no te enteres de nada.
Quitando la guarrería de mi casa, la verdad es que es bastante grande. Como tengo mi baño propio, yo me limpio y yo solita lo ensucio, y no tengo que limpiar la porquería de los demás. Cuando vuelva de Madrid tengo que comprarme unas sábanas y una alfombra, que ahora no tengo tiempo de ir a Ikea. Y algo para poner en las paredes, porque una habitación de 20m cuadrados queda bastante mal con todas las paredes vacías.
La cocina la comparto con mis amigos los holandeses, pero da un poco igual, porque para lo que yo cocino... (no porque no sepa, que aunque no lo parezca sé). Yo ceno mis cosas frescas y ellos sus fritos, y yo como en la uni con los demás españoles y ni los veo.
La verdad es que la comida en Holanda me tiene descolocada completamente. Para comer se meten una rebanada de pan de centeno, ése que es más negro que el culo de un burro, y ya está, y a veces también comen un bocadillo de croquetas, y os juro que la primera vez que lo vi, flipé, pero ya hasta me he acostumbrado. De cualquier manera no comen mal, porque la verdura y la fruta es increíblemente barata en este país. Y no están gordos porque no comprenden que la gente conduce y no monta en bici más que para pasearse el domingo por la Casa de Campo, y porque para empezar, para ir a mi casa hay unas cuestas ricas, ricas.
Lo de comer en la Universidad es genial. Es tan grande, que tiene comida de todas partes, hasta sushi, y cierra a las 2 o así, ideal para españoles inadaptados como yo. Y como yo somos muchos italianos y españoles, que los hay a cascoporro.
La universidad es una cosa increíble. Realmente hay que verla. Es enorme, está nueva, no tiene polvo por los pasillos, tiene un ordenador por cada 3 alumnos, y la gente te atiende bien. Todo es superbarato, pero ellos se quejan de que tienen que pagar 1500€ al año de matrícula. Yo le enseñe a un compañero de piso mi escuela en Madrid, y el tío todavía flipa con lo de la piscina "cubierta" que tenemos. Y pagamos bastante más...
Además, que no se quejen, que les van a hacer una facultad nueva a los de Arquitectura que seguro que si la mía, la 3mE es la leche, la suya tiene que ser ya impresionante.

Y bueno. Éstas son mis primeras impresiones aquí: que mi casa está muy sucia, y que no pude dormir en dos días no sé exactamente muy bien por qué, y que me he perdido para ir a la facultad (aquí se llaman facultades, que no escuelas) y para ir al centro unas cuantas veces.